
Temas ibéricos en las "Décadas" de Gaspar Escolano de 1610-1611
Felipe Mateu y Llopis
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ARCHIVO DE PRXHIS'l'OlUA LEVANTINA
Vo!. XIX (VAiaDda, 19119)
:F. MATEU Y LLOPIS
(Barcelona)
TEMAS ffiERICOS EN LAS «DECADAS)) DE GASPAR ESCOLANO
DE 1610-1811
Al recibir la amable invitación de D, José Aparicio Pérez a colaborar en el
homenaje a. D. Domingo Fletcher Valla, de tanto abolengo en mi memoria y afecto
permanente, pensé que me sería fácil coordinar dos campos_ el del iberiamo o ~ueoló
,
gico y el historiográfico o del ~ cronista del :Reyno de Valencia GmJpa.r Juan
E_colano, considerado el tercero. en ol'den cronológico tras Pere Antón Beuter (entre
s
149()..1495·1555) y Rafael Martín de Viciana (1502-1682).
Escolano nació en Valencia en _1560, bautizado en San Martín; su padxe fue del
Go:nsell de la ciudad y. ~omisionado por el virrey don Alonso de Aragón, duque de
Segorbe, para desarmar a los moriscos sublevados en 1563 en la V all de Gallinera.
Licenciado y doctor en Teología, el futuro cro!)ista, en 1592, ingresó en la Academia de
los Nocturnos, que fundara el año anterior don Bernardo Catalán de Valeriola. En
1597, nombrado rector de San Esteban de Valencia; fue predicador de la ciudad, 1602;
cronista real,. 1604; de la junta de teólogos ~ue ~tendió en la cuestión morisca, 1608;
autol' d_e las Fiesf!JB ~elebradas por la recepción de las reliq11Ía8 de San Vicente Fer:rer;
de la Disputatio ck lncarnationis Mysterio, 1688; De laud'i~us Divi Paul~. 1616; y en
1610-1611, de las Décadas ck la Insigne. y Coronada Ciudad de Vakncia, impr.esas por
Pedro Patricio Mey, aparte de Omnium Decretorum quae in Valentinis Synodi.B atatwa
sunt in tempore D.D. Thorruu Vila.nooo u:sque ad obitu.m D. Joannis (% Ribera.
El doctor Gasl>ar de Escolano, rector de la paxroqui~l iglesia de San Esteban, como
se le titulaba, murió el 20 de febrero de 1619, recién cumplidos los cincuenta y nueve de
su edad (1).
(t) VlCENT& CASTA!'ISDA Y Ai.COVBR 1e om¡p6 de-~ &¡un m~ eu dlecut8o da ingnllo en lA ReAl Academia 46 la
Historia, en lftO, \itulado aLoe uaniaW Vlll$ocUm.-.
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F. MATEU Y LLOPIS
La obra de Escolano salió en 1611 en diez libros en~ vol'4Jnenee, En 1878-1880,
don Juan Bautista Pel'ales Boluda publicó las Décadas en tres volümenes (2): ((aumentada con gran caudal de notas, ampliaciones s.c4u'atorias y continuada hasta nuestros
días>•, bajo el título de Historia general de Vakncia.
En 1972, el Departamento de Histo.ria Moderna de la Universidad de Valencia
reprodujo a escala reducida la impresíón origiQal, en tres volúmenes de 21 x 16 cm.,
sobre los cuales se ha escrito el presente. comentario, pues que., pretendiendo col.aciona.r las opiniones de ESCQlano con el estado actual del iberismo, no resultaba necesaria
la edición aumentada de 1878-1880, años en que la transliteración del ibero no era
como la actual, debida a don Manuel G6mez.Moreno, de la publicación de La mom:d
hispánica, de don Antonio Vives (1926).
En <(Década Primera de la Historia de Valencia, Libro Primero», columna 75, trata
de las moned.~ de Ampurias; es e:n el capítulo XII en el que se preocupa <
lengua. que hablaron los españoleS>): acude al Diálogo tk las ~dalias de Antonio
Agustín, y reproduce la inscripción que califica. «con letras antiguas de España»,
añadiendo:
Empurias,> (es el letrero ibérico que se ~cribe por U -N-Tl-CE.S-CE-N). Se apoya en
Livio-; identífica la «Colonia Celsa (agora Belille en Arag6ru>), de la que tenía
TMdalla, que en la una parte con una cabeza descubierta de un mancebo, y en estas
letras latinas CEL y de la otra un hombre a caballo, con una palma en la mano y un
letrero de letra Española que dize CE-L-S-E».
Siguiendo .al arzobi,spo, copia la leyenda de I-L-TI-R-TA. que identifica con Léri4;ia,
y ha seguido la de CO-N-TE-BA-CO-N, de la que dice que «éstá. con estas letras
Españolas, pero no se atreve el Arzobispo a declararlaS)>.
En la columna 79, acude al hebreo para los top6nimos de Sagunto, Ta.rraco, Ibero,
Gades, Toledo y otros. En el capítulo Xliii: «De la lengua Lemosina, y Valenci8.Dll>>. El
XV: «De las divisiones que los antiguos dividieron España>). En el XVI: ccQue Quinto
Sertorio assento la silla de su Reyno en Valencia,> (coL 108), rectifica a AmbrosiQ de
Morales, en 1a inscripción de Quinto Metello Proconsul (coL 113); trae. a Mari~
Beuter y la i.nscripci6n de GNEIAE SEIAE HERENNIAE SALLUSTIAE BARBIAE
ORBIANAE AUGl,JSTAE, CONIUGI DOMINI NOSTRI AUGUSTI, dedicada por los
VALENTINI, VETERANI ET VETERES (col. 116), como otra de los mismos a QUINTO HERENNIO, ETRUSCO, MESSIO, DECIO NOBILISSIMO CAESARI PRINCIPI
IUVENTUTIS, remitiendo a Casiodoro, que escribió sobre el hijo- mayor de Dacio y su
mujer Herennia (3), perseguidor de cristi.~os; Ia historia romana. que narra. Escolano
no tiene desperdicio. En el lib.ro segundo tr-ae la de. ~ V~c_e:t;lte Mártir (col. 263);
recuerda la t~mpra:na ausenci.a de Prudencia, establecido en Roma, al escribir sobre
aquel martirio: NOSTER EST, QUAMVIS PROCUL HINC URBE/ PASSUS IGNOTA.
DEDERIT SEPULCHRO / GLORIAM VICTOR, PROPE LITTUS ALTAE. f FORTE
(2) Va~Aln.cia·Ma.drid. TI!C'IID., Aliena y Comp61\ía J'.d.ítore~;~. J. B. PERALES ut'ilfx6 una ed:i.ci&l de
in>.pH.a en ~ (3) TRAIANUS DEC)US, A.D. ~
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~
abru de RUPO FESTO AVI:KNO
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TEMAS ÍBERICOS
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SAGUNTI (col. 264), que compara. la modestia de la ciuda.d valentina y la fortaleza de
SAGUNTUM, que era la iberoJ'1'()ma.na,
En ~ «Libro Q~ de la D~cada Primera de la Historia de Valencia» vuelve a lo
romano. En el capítulo I, col. 656. escribe: «Los Romanos ~n su tiempo cifraron esta
fertilidad de Valencia y del Reyno en una medalla. que años pasados fue hallada entre
las ruinas. de Murviedro, y embiada a un curioso que bibe hoy día en la capilla del Rey.
Parecfa en BU forja del tiempo de tiberio e~. o a lo menos del de Adriano. Tiene en
la haz la imagen de una mujer, con celada, en la cabeca, y uno como penacho en ella; y
alrededor un letrero que dize: CAlO LVCIENO, CAlO MUNI:O, QVAESTORI. En el
reverso una cornucopia, oon un haz de fl~has, y debaxo, VALEN'I'Il\. Otras dos como
esta tengo yo en mi poder, y que se me embiaron de alli mesmo, y son de la forma
_iguiente» (col. 655) (4).
s
Pero lo que aquí se co~enta es el «iberismo» qe Esco~o, interesado en lo que
llainaba C
Matllia Mares, el libro lk la antigua lengua, poblado.na, y comarcas de la.s Espo.~
etc. Cnmpueato por el Licenciad() Andres de P~ (5). Acudía este autor a Pomponio
Mela y a Séneca pBl"a probar la «Cantabricae Íi.nguae antiquitatem»; en su lista de
ciudades menciona a ((Sft.guntum es Morviedro, la afamada, cuatro leguas de la ciudad
de Valencia; el Turia, Turulis, río, ea el que pasa por la gre.n ciudad de Valencia, y
ahora se llama Guadalavian>. Entre las «nationes» o tribus ibéricas: albicenos, allotriges, antrigones o autrigones, arevacos, entre Agteda y el Moncayo (6}, la$ AsturiBJJ,
«Vocablo vascongado», aus-etanos, bardulos «son ahora los Guipuzcoanos con una
parte de Ns.varra», bas-etan~, bastetanos, betones, cántabros, el cccastulonensis
mona>•, el Muradal; celtíberos, célticos, ceretanos, contestanoe, coset~os, edetanos,
Iberia:, indigetes, lacetanos, lusitanOB, ná.sicos, oretanos, pelendones, túrdulos, tu.rdetlulOIJ, va~eos, vardulos, vascones. De Vizcaya dice que «ha conservado la antigua
lengua de las Españas».
Este era el conocimiento que de ell&B te~ nuelrtros cronistas de los siglos XVI y
XVU, ~tr(! los que Escolano es figura de magnitud.
Este recuerda en el libro Quarto (coL 111-712} los versos de Paulino que trae
Antonio Agustín sobre el Ebro; y el Betis: <
auget Hiberus»; y a Silio Itálico: c
El capítulo IX ea un erudito recuerdo del nombre de_Valentia, ~ayendo a Plinio,
Higi:nio. Plutarco, Maluenda; y su l'tUación con el de Roma, y trae a Poza, cuyo libro
conocía, sobre este tQpónimo, y el de 'Furia.
Había .llegado el momento para nuestro cronista de abordar el teXto de Rufo Festo
Avieno, de quien decía: «nos alurilbra de cierto nombre que tuvo Valencia, no adverti-
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do de nadie. Porq_ue después de haber tratado de la boca del río XuciU' en la descripción
de nues.tra costa, dize estas palabras: "Neque loge ab huius fluminis cüvortio/pe.rstringit amnis Tyrius; oppidw:o Tirim", con amplia información donde se deacubrep dos
antigüedades muy grandes, la una que nuestro río Turia fuese llamado Tyrios; y Tyris
Valenciw>, trayendo al maestro Núñez, sobre posible población por los tyrios: es
vocablo vascongado o ibérico, el río Blanco, que es lo que en ál'abe dijeron Guadalavia.r.
En el capítulo Xll trata <
Romanos, y de su declaración>>. En las colw;nnas 787 y 789, las de los V ALENTIN1
VETERANI ET VETERES.
La copiosa <~ que
añadió Escolano al la misma, pregona su minuciosidad en exponer cuanto conoció. así
((Chersoneso Uamaron los Griegos a Peñíscola., villa del Reyno en la costa del ma.rn
(col. 221, núm. 14); escribe también «Paniscola.>>. Bajo la voz <
Iberia, Celtiberos, Tharsis, Tartesia, Tartesios, la Celtiberia, la división en Citerior y
Ulterior en tiempos de los romanos. Idemtifica la Citerior y la Tarraconense; cita: a
Plínio, a Pqxnponio Mela, laJ divisi6n de Adriano, la de Constantino; que ((J10 quiere el
Emperador Augusto Cesar que se divida en muchas provincias, si no que toda ella se
llame España:, sin más divisiones,>, refiriéndose a la España romana (coL 15 .a 102).
Escolano, objeto de críticas modernas a sus interpretaciones, íue " juicioso censor
un
de varios autores; bajo la voz ((Engaño» precisa textos del Gerundense, Ambrosio de
Morales, Vasseo, Garivay, Mariana, Luis del Mármol, Beuter, Zurita, Pineda, Blancas,
porqu~ conocía el Reino de Valencia pa.hno a pahno, CO.Dlº U!I1 Cavanilles del mil
seiscientos.. En el cap(tuJo XIX, <
esta ciudad y Reyno de V~encia>>, trae a Livio en .s u Década te.rcera, a Estrabón,
recordando que éste y aquél creyero:n que los de la isla de Zante edificaron Sagunto
(col. 148). En col. 149·rem@llora a los focenses y la presencia griega en nuestro Iitora.l:
úFue pues nuestro mar llamado Phosayco, por los Phocenses Griegos: y en confonnidad de esta larga habítación que hizieron en el Reyno de V alen~ia, y Cataluña, nos
quedan muchos pueblos en el Reyno cuyos nombres pregonan h.aver sido edificios. o
poblaciones de griegos, como son' Alone, Tiice, Ioyosa, Dianio, Altea., Arthemisio,
Aphrotidis FalllUD. (por Fanum Aphroditis), Orospeda, lle, que son los gue agora
corrompidos lo~ vocablos, llamamos Alicante, Elche, VH!ajoyosa, Denia, Altea, Ade·.mus, el Puíg de Nuestra Señora y el monasterio de BeD.ifa~. De todos estQs veremos en
su )ij.gar haber sido Griegos los que les dieron los nombres.» Y en ef«:to P.O hay más
que hallar muchos de estos top_6nimos .en los mapas e índices de la Hispania Graeca de
Antonio García y Bellido (1948} para reco_rd.ar l·o s hallazgos griegos en el litoral
v-alenciano. por otra parte fáciles de comprobar en la Geogra{ta General del Reino de
Valencia. que dirigjera Carreras C'aDdi, en sus volúmenes redactados por Martíne2
Aloy, Figueras Pacheco,. Carlos. Sarthou. Carreres, Sanchis Sivera y
Investigacíón Prehistórica de la Diputación y modernas instituciones similares de las
tres provincias valenciana$ y otras españolas también.
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TEMAS IBERIOOS'
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Volviendo a Escolano y su Tabla para describir el sur del Reino, que constituyó la
antigua Gobernación de Oriola, o d'enlla Xixona, ~ti~ de su Obispado y la zona
de Elche, Alicante y Cartagena, acude a Mela, Plinio y más modernamente a la obra de
Bernardino Gómez Miedes, resaltando a <
en valenciano)>>, recordando que su ~tiguo nombre era ORCEIJS, entreteniéndose en
interpretaciones o etimologíaa (coi 660).
En la citada Tabla menciona la región de Uercavonia y hasta dónde se extiende
(cola. 145-175): Los «llergavonenses, o Tiercavonenses (que así se· ha de leer por es.tar
depravado el texto) que son los pueblos deste Reyno de Valencia, que ago·r a llainamos
Morellanos, y los del Maestrazgo de Montesa, como lo veJ;"eiDos en BJ.ll:ugar» (col. 145);
la localización acorde con los hallazgos de monedas de la ceca. 6... de Vives, tomo IV, el·
Municipium Hibera Iulia IDerga.vonia Dertosa, de Tiberio y nave con vela o sin ella,
A.D. 14-87.
En el capítulo Xll: «De la prilll.et"a lengua que antiguamente hablaron los españoles» (col. 68-71) trae a Antonio Agustín y a Mariana, de quien dice «aunque tiene por
muy probable el dar la possession de antiguedad a 1$ va,zquenz6)>; analiza minuciosamente la cuestión trayendo a Mela, Estrabón, S6neea., Cornelio Tácito, entre los
antiguos, sobre las lenguas habladas en Hispani.a en su tiempo, y a los modétnos
Beuter, Marineo Siculo, Garibay y Poza sobre que «la. lengua que traxo Tubal a
España
la vuquenzen (col. 68).
Las columnas que Escolano dedica a Sagunto (79, 110, 111, 147, 158), a~san su
preocupación por el topónim.o que relaciona epn la lengua «Syriaca.». Atisba la
función de la Arse ibérica cuando, siguiendo a :Beuter, escribe que
los Phenices con una gruesa armada toda la costa de este Reyno y Principado de
Cathaluña contra los Celtíberos, y cpntra Viriato capitán de los lusitanoiP), añade que
«fueron rebatid.QS vale~amen~ de los de Murviedro, que a la sa.z6n ya eran grandes
señores>> (coi. 110). Valora lo que eran los de <, que llamamos anJetanoa, d_
e
la Arse prerromana, acudiendo aLivio, quien t
Saguntinoa Aníbal, rompió la guerra con los Carpetanos y Oleadas, que según algunos
eran los de Toledo y Ocaña» (col.lll); los de Toledo serían los que acuñarÍan después
el numario de la ceca 1.• de Vives, 2.0 Grupo, pp. 44-46 del toJno IV, con nombres de
magistrados CELTAMO y C. VICCIUS C.F. EX SENATUS CONSULTO, cabeza ibérica y el jinete lancero (láro. CXXXIV), cuyo iberismo es pa~nte. La conclusión de
Escolano es, en la ~: «Sagunto contrapesa tanto
en España que PQr have)."se confeder.ado con los Romanos, se passaron a ellos muchas
provincias y puebloS» (col. lll., núm. 3). Seguía a Livio en Década tereera, lib. 2.
Lo que no precisaba tanto el cronista era la éronología, ~olvidada de muchos
historiadores; sin embargo, señala que «Sertorio guerrea con Quinto Metello Proc6nsul, General de la República .. de RoiiW> (7)~
me
('7) lilnt. QuíDctwo Caociliul ~"" Piua, c6uulen el do 80, quien habla~ bajo la direod6ll dew ~ocmtra YugúJ'ta; ~~
c:i:K:o a&oi. del 80-76 hab(a c:amitwlo ·de áito en billo, mienta-M que en .a li.plftt¡,o, cua.~ e.AOI, del 7& al 72 ~ de re,IIUICI1t>a:t ..,.
@cadeacía y eaída fme.bl. Mi::rlbe ADOLil'O SCHULTKN w au ~ ruH¡l). p4.e. 168.
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F. MATEU Y LWP1S
En la citada «Tabla de las materias más principales», dedica Escolan_o, alfabéticamente, trece págin.a.e a la voz (NalenciiD>, trayendo a Polibio (col. 101, núm. 6) y
Esteban de Bizancio. Añade {col. 102, núm. 3), que:
términos de los Celtiberos», siguiendo aLivio, Década cuarta, y a Onofra Panuvio (col.
103) tratando de l-a «España Tarraconense».
La formación de nuestro cronista era clásica; trae la Década t;er~a de Livio, la
última Verrina de Ci~n; De bello Catilinaria de Salustio, a Cornelio Tácito, Julio
César, Valerio M8..xi.mo, Suetonio Tranquilo. En el capítulo XVI escribe que «Quinto
Sertorio assentó la silla de su Reyno en Valencia», en la col. 118, sobre los VALENTI-
NI VETERANI ET VETERES.
Es de inter.és recordar (col. 123) su mencjón de los lauronell8es, habitantes de
o !Aria>~ dice, trayendo a Plutarco, en la Vi(Ja de Pompeyo (8).
En 30 de enero de 1611, G~ Escolano, ((Cronista de su Magestad en el Reyno de
Valencia», se dirigía a los tres estamentos d.el Reyno, de nueva nominación, que
patrocinaban la impresión de la segunda parte de su obra (9). Tras la «Tabla de los.
linajes del Reyno)), dio la de las cíudadea, villas, lugares, sienas, ríos y fuentes del
Reino de Valencia, «del que se ha2e d~cripción en esta segunda _parte. Con loa
insignes varones que destos pueblos han salidm). 'E s un verdade'i"O diccionario toponímico en el que su. autor vertió su profunda erudición y conocimientos.
En el libro sexto de la Década primera, para la descripción pr:>r la costa del mar se
-vale de Plinio, del itinerario del emperador Antonino, del mapa de Abra.ham Ortelio,
en su Theatro geographico, de Isidor Hispalense; en col. 17 sigue Livio sobre Publio y
Lucio Scipion, tratando de Orihuela, Oriola.
La atención dedicada a Elche y Alicante en el libro sexto de la hinoria de
V alencía, ocupa las cohtmnas 60 a 95, con varias lápidas ~emanas, y en las 117·120
aborda el tema de Denia, que <
Griegos, CQn 1JD famoso Templo de Di.a:nil)); recuerda que Floria:n de Oeampo y aeuter
«quieren que su ,primer- no~bre fu~e Arthemisio)~; y tras aducir a Macrobio, Platón y
Estrabón concluye que «Dianio, de Di~ y Arthemisio aignifica:n una misma eosa>~.
No escapuon a su atención poblaciones interiores como Castulo, que es la ceca 94
de Vives, locaiidad sobre la que escribe (cOL 118)! cilios Beocios povlaron a Castulon en
Castilla, que_ agora es Cazlona la vieja: según da té el Español Silio Itálico-, que le
dieron aqlJel nombre por la fuente Castalia, tan celebre en el tnonte Ps:rnas:o de
Beocia». Y añade en nota marginal: «Así lo enseña Ambrosio de Moraies en el tratado
de Antiguedades, ver Castulo».
~aurona
(8) La ideDtüieaciltl> quehaco de ..r,..mort. ae Lyrl.a» 1>0 tíena qu& wr éon bi eece. lblaice qlWI ..,¡.,.LAURO, an ciDi:o ...._"*-lbérlcae,.,.,.
L • d• VlVKS de \e lieta de IIU.I 98, poe11 loe hallaqO& ~IUI!III reol'llllkmente IO<:alian la L6Ul0, convertida en •L6IU'OIIA>', eo lo IIIOCiieval, en
~ penoqul.e que li¡ura 1tD lu .&atl011• el~ H~ de ~. ,11118 publie4 d. RJUS SERRA (CSIC. ~). ~..U a \á
dl6oeOa cll! OerDea. "PPP eeclalia de L6111'011P, q_ue M Llerot!a, a lo quB ~. e .ellDWido iWMD litoral• .! bim VIVES la (IO)oe6 1. la cabea. da
la eerie penque «lu motted.86 d e - eeoa ee JW"'8D muehD p~~r .u arte y por~ almholoa a Jaa de Sa,aiD y 8aetabi» (páa.l!8). Eaoolano nQ
lll&ll.tíorta •tAt JI\Onodu; 011 "' *minDJogta, el nuatre cnmiaU empla. el 116rmin<> «ca1ü'Wrico• pan In que l....._ hoy iMrioa.
(9) ~ ~de la rMcada Prilileoio de la Blotoria de la Wi-. y Corozwta Ciudad y Jleyno da V~. por PBDRO PATRICIO
MEY, itmt.a a 8art. Mett&>, 1611. A ~ de la D!~c:I6D..
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TEMAS IBERICOS
Cuando Escol~o ee hallaba en una ciudad antigua, caao de Sagunto y Denia,
vaciaba toda la bibliografía clásica que las mencionaba: en D~a, la que fue objeto de
estudio por nuestro D. Roque Chabáa~ el cronista de las Décadas estudiaba loe
Diálogos de A.ntoni.o Agus~ Estacio, Dion Casio, Suetonio Tranquilo, Iusto Lipsio
sobre Tácito, en SUB Anales; y cierra el capítulo
con la copia de la célebre
inscripción c¡ue comienza ((Palladi Victrici Sacrum», que D. Antonio Agust:(n decía- «la mira con ojos de Bastarda y echada a las puertas de De.nia por ·el dicho
PedrO -Apiano, por haberse descubierto en sU libró algunas travesuras destalP>, concluyendo: «Oeste cuydado le hubieran sac.ado a D. Antonio Agustín los moradores de
Deni.{l, com.o ~eu4iera a ellos; pues pudieran certificarle que sus padres la vieron en la
hennita de Santa Paula y que el Nuncio del Papa_ que se bolvía d~ España a. Roma,
embarcándose en Deiria., dando primero viata a todas sus antigued.ades, trope~o como
RomanQ en esta de su famoso Caton, y la pidió por cortesfa., y se lit llev(m (10).
Siguiendo el litoral de Sur a Norte (col. 215), llega al Xúcar y ~e a Si:li,o Itálico:
«Sedetan.a cohors, quam. Suero regentibus un4is f Atq~e e.ltrix celsa mittebat Setabi
arce»; y vuelve a Rufo Festo Avieno: <
amne sic vocata Hiberi.S}>, y trae de nuevo:
Perstringit _anin.is Tyrius oppidum Tyrim>•, que sería V alentia., la romana..
En el libro Séptimo (col. 275) no podían faltar a nuestro crpnista los versos de
Clad.io Claud.iano: «Floribus et roseis formosus Turia ripis)> (11). El alegato de Esool.a.no en defensa de que es al Turia a quien se refería aqu~l va apoyado en Prieciano, Luis
Vives, JeJ"ónimo Paulo y otros.
De Sur a Norte, el cronista llega a Murvie.dro, como él escribe, traduciendo el
valenciano Morvedre; en elogio de Sagunto tra~ a Sitio Itálico (A. D. 25-101): «Pos-tquam rupta fidea Tyri:is, et moenia castae 1 Non aequo superum genítore eversa
Sagu.ilti» {col. 373); los de Axse, descendientes de los tyrios, para él; no cita .Arse sino
Murviedro, que para el cronista es el equivalente de lo pre.saguntino, ibérico, más
antjguo.
Dei genitivo ibérico A-R-S-E-8-KE-N derivó el romano «
lápida SENATUS ET POPULUS 1 SAGUNTINORUM CLAUDIO / INVICTO PIO
FOEUCI 1IMP. CAESA. PONT. MAX. 1TRm. POT. P.P. PROCOS, de Escolano (col.
374), donde dice «que estaba encaxada a la puerta principal, qUe mira a Valencia: y la
vieron y leyeron Beúter, Don ~cisc~ Lansol, y Ambrosio de Moral81D• (12). Escolano escribe sobre la lápida que copi6: «Estatua o memoria puesta por este Senado y
pueblo de los Saguntinos a Claudia- Invicto, Pio, Felize, Empera4or, Cesar Pontífice
Me.ximo, padre de la patria, y Proconsul.». Y añade: «Los años que ha que se pU80 este
letrero por los Saguntinos, se sacan por los que reyu6 el Emperador ClatJdio, " rimet;o
p
xvm
00) Coll. 1611-U6y ¡q..&U.f,t.omOU ele la edici61ld•J. B..l'ERALIS, al CIOAl ~dllo:-aG~~diuhanl.dodMc:ubi...=t.aa.pj~
cuy., i.n*'!'ipcionea, tftduc:á6n J ·detalla~ dplics lll. ..&w :ChabM• c ~a "lll.tGda 4e Dlli:lia"•.
(11) Su
~ ho01!'81Ü> . - Hooodo (.U). 3118-üa) 'f AftadiD (A.D. 8IJS.4Q8) CQil \IDA •tatua (c. 4(10-q),
(1.2) RUTBR. m au libro l. e.p. '1; ILAN80L D&llOMANL ea el lib. .0. ftwlifn, Bilp; , MORAl& ,n ~ llh. 8, O*P.- ~• • ~el al\m.
lll ~ dlplgra.lla ~de Bquaium F.,. t.eml.ol'!lJzQ de r. BBLTftAN LLO~ -rr.baj(lll V._ri'tw "ei SIP, m1m. 61. ValeD~ UI80.
•\Stior
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8'
F. MATEV Y LLOPIS
de este nombre: que según Pauviníc;> fueron desde el año quarentft y dos del nacimiento
de Christo, has_a el de cinquenta y cinco. Pero tengo por más probable la opinión de
t
Ambrosio de Morales de que fué dedicación hecha al otro Emperador Claudia, que d.i6
principio a su Imperio el año dosciento-s sesenta y nueve (según la cuen~ del dicho
Panvi.nio) y vivió un año, un mes y diez días>> (13).
En el capítulo IX a~ba de nuevo el ignorado entonces Arse ibérico cuando
siguiendo a. Livio (D~. 3, lib. 1) y a Silio Itálico (lib, ~). habla ~de la venida de los
Rutulos de la. ciudad de Ardea en Italia., sita en tierra de los Latinos>>; que «echados de
su patria y ad.mitjdos a poblar en Sa.gunto, y a hazer una Republica con los Griegos,
que primero la. habitara~ se formó de ambas naciones una de las más poderosa,s y
florecientes ciudades de España» (coL 388); trae los versos del segundo:
tenues ortus mox Da.wilit pubes 1 Sed.i$ inops, missit largo quam dives alu.mn..o 1
magnanimis regnata. viris nunc Ardea nomen» (col. 389). En este punto el cronista se
encue~tra ante la <> virgiliano: «el valor de los Rutulos Ardeatinos, huespedes
de los Saguntinos Griegos, y la pérdida de Troya: lo que quenta.n las antiguas
historiQS)> (col. 388).
Hasta el fin, este libro Séptimo es una verdadera historia del Sagunto romano, sus
inscripciones. las legi,on~ de Augusto César, el río Pala.ncia~ el Grao de MurviedrQ,
Almenara, Nules, diciendo de Almenara «que es el principio del Obispado de Tortosa»,
y como es sabido, éntre lo romano y aún prerroma.no, va describiendo los señores, las
geneálogfas de los dueños de los lugares por donde pasaba.
El capítulo XXXII vuelve a la historia romana. y el último va dedic~o a «las
guerras y muerte de los Scipiones>,, que relaciona con el arco de Cabanes, donde., por
cierto, según dice, se halló <
a
al arco en el año 1632 (14).
El libro Octavo de la. Década Primera (col. 688) describe la costa de Sur a Norte,
desde el cabo Alcocéber a Pa.níscola., siguiendo a. A vieno: «Post, Caprasiae iugum 1
procedes alte, ae nuda littora iacent 1 ad usque Chersonesi terminas 1 Palus per illa
n.atta.rum extenditur», Añade que Ptolomeo, en la descripción de la misma costa. salido
de Sagunto, pone la región de los Dercaones <(que es la te,rcera de nuestro Reyno1>; la
mejor delimitación de los ilercavones o ilergavones fue la diócesis del obispado de
Tortosa. Analiza a Ortelio, Mariana, An.tiste, Mu.ñoz y otros autores en cuanto a
localizaciones de topónimos del litoral. Vuelve a, Avi~o (col. 647), cQDio guía: «Palus
perilla. Na.ccarum ex:tenditur / Hoc nomen isti, na..m pal... moe dedit 1S~gnique medio
parva surgit insula / fera.x olivi, et ñinc Minervae stat sacra». Son los versoa 492-496
que pueden verse en 1~ edición de Adolfo S(:.hulten (F.H.A. I, 1966), donde en el vél'So
493 se completa. (l.
08) C\aw:liwo n.OhoticuolA.D. *-210). Ac-uñ6 el a - . eliDitOnlmua. ~l quiu,viu y eiiL!I 001DO ~ DAVII) .Jl, 8BAR 11111 .u •Boawl coina
ud thair 91ll-. &ah)~. 1970..
(14) Km ~~.r> ~ !le Nero Imp. ea... Pont. 'Mu.. y m llua,t.o, . , . IVV!'D'O S.C. El! 1111. ~~~~» ~par l.t,a-efstot a.c. como par el
pelO ~ teaí.t. la pi-. da ~ ducad"" y ......tl01t, l4oD>6 lA II.Otlc!.t. dt> BEtn'D.
-326-
[page-n-327]
TEMAS IBERICOS
Escolano coloca aquí, en un ((es_tanque que llaman de Albalate y que le tenemps
agora medio agotado•>, los versos transcritos, de Avieno, que se aplican a la Albufera
de Valencia; por cierto, con unas enmiendas (col 647) así: «Que la palabra pal. medio
comida ha de d~ paludi» (15).
Siguiendo a Avieno, con el verso 496, escribe: <(Fuere prope Civitates plurimae 1
quippe hic Hylactes, Ristra, Serna, et nobilis / Tyrichae stetere: nomen oppido vetus, J
Gaiae: incolaru..r:n maxim.e me'inorabí.lia/ prae orbie oris. Na.m pr$eter ces,PitÍ$? fuecunditatem, qua pecus, qua palmitem 1qua dona falva Cereris educat soium>> (col. 653) (16).
Añade Escolano (col. 663): «Nuestro doctisimo Valenciano y Maestro luan Nuñez
tuvo siempre a esta Tyrriche de Avieno por la del Maetrtrazgo» (17). E_ col. 682_·«El
n
:
maestro Nuñ~ como queda dicho, juzgava que el pueblo Hylacte, que Avieno Festo
puso en esta comarca, tenía su asiento en tierra de Benifaca. por ser y sonar esto
mesmo el nombre de Hylacte en GriegO»..
De El Forcall trae una lápida romana (col. 684) de GN. BALBO, GN. F. GAL. MINO
/ ET PAPIRAE. GN.F.FESTAE. BEBIVS ... RVS 1PARENTIBVS OPTIMIS. Y vuelve
a r~ordar. (col. 686-687) a «nuestro gran philosopho Nuñ~ que pen_saba que estos
pueblos de Morella serían. aquellos de quien Rufo Avieno Festo escribe que se llamaron en tiempos de los Romanos los feroces BeribracetP>; son los versos 483-=489: «ad qua
reced.it ab salo telus procul/ dum088. late terga .Regio porrigit 1Berybraces Dlic gens
agrestis et ferox 1 Pecorum frequentes inter errabat greges / Hic lacte semet atque
pingui caaei 1praedure alentes profeN~bant spiritum 1vicem ad ferarum. Post Cabra.siae. iugum>), et;(;., J;r~ lo qu,e viene lo d~l
ARCHIVO DE PRXHIS'l'OlUA LEVANTINA
Vo!. XIX (VAiaDda, 19119)
:F. MATEU Y LLOPIS
(Barcelona)
TEMAS ffiERICOS EN LAS «DECADAS)) DE GASPAR ESCOLANO
DE 1610-1811
Al recibir la amable invitación de D, José Aparicio Pérez a colaborar en el
homenaje a. D. Domingo Fletcher Valla, de tanto abolengo en mi memoria y afecto
permanente, pensé que me sería fácil coordinar dos campos_ el del iberiamo o ~ueoló
,
gico y el historiográfico o del ~ cronista del :Reyno de Valencia GmJpa.r Juan
E_colano, considerado el tercero. en ol'den cronológico tras Pere Antón Beuter (entre
s
149()..1495·1555) y Rafael Martín de Viciana (1502-1682).
Escolano nació en Valencia en _1560, bautizado en San Martín; su padxe fue del
Go:nsell de la ciudad y. ~omisionado por el virrey don Alonso de Aragón, duque de
Segorbe, para desarmar a los moriscos sublevados en 1563 en la V all de Gallinera.
Licenciado y doctor en Teología, el futuro cro!)ista, en 1592, ingresó en la Academia de
los Nocturnos, que fundara el año anterior don Bernardo Catalán de Valeriola. En
1597, nombrado rector de San Esteban de Valencia; fue predicador de la ciudad, 1602;
cronista real,. 1604; de la junta de teólogos ~ue ~tendió en la cuestión morisca, 1608;
autol' d_e las Fiesf!JB ~elebradas por la recepción de las reliq11Ía8 de San Vicente Fer:rer;
de la Disputatio ck lncarnationis Mysterio, 1688; De laud'i~us Divi Paul~. 1616; y en
1610-1611, de las Décadas ck la Insigne. y Coronada Ciudad de Vakncia, impr.esas por
Pedro Patricio Mey, aparte de Omnium Decretorum quae in Valentinis Synodi.B atatwa
sunt in tempore D.D. Thorruu Vila.nooo u:sque ad obitu.m D. Joannis (% Ribera.
El doctor Gasl>ar de Escolano, rector de la paxroqui~l iglesia de San Esteban, como
se le titulaba, murió el 20 de febrero de 1619, recién cumplidos los cincuenta y nueve de
su edad (1).
(t) VlCENT& CASTA!'ISDA Y Ai.COVBR 1e om¡p6 de-~ &¡un m~ eu dlecut8o da ingnllo en lA ReAl Academia 46 la
Historia, en lftO, \itulado aLoe uaniaW Vlll$ocUm.-.
-319-
[page-n-320]
2
F. MATEU Y LLOPIS
La obra de Escolano salió en 1611 en diez libros en~ vol'4Jnenee, En 1878-1880,
don Juan Bautista Pel'ales Boluda publicó las Décadas en tres volümenes (2): ((aumentada con gran caudal de notas, ampliaciones s.c4u'atorias y continuada hasta nuestros
días>•, bajo el título de Historia general de Vakncia.
En 1972, el Departamento de Histo.ria Moderna de la Universidad de Valencia
reprodujo a escala reducida la impresíón origiQal, en tres volúmenes de 21 x 16 cm.,
sobre los cuales se ha escrito el presente. comentario, pues que., pretendiendo col.aciona.r las opiniones de ESCQlano con el estado actual del iberismo, no resultaba necesaria
la edición aumentada de 1878-1880, años en que la transliteración del ibero no era
como la actual, debida a don Manuel G6mez.Moreno, de la publicación de La mom:d
En <(Década Primera de la Historia de Valencia, Libro Primero», columna 75, trata
de las moned.~ de Ampurias; es e:n el capítulo XII en el que se preocupa <
Agustín, y reproduce la inscripción que califica. «con letras antiguas de España»,
añadiendo:
Livio-; identífica la «Colonia Celsa (agora Belille en Arag6ru>), de la que tenía
letras latinas CEL y de la otra un hombre a caballo, con una palma en la mano y un
letrero de letra Española que dize CE-L-S-E».
Siguiendo .al arzobi,spo, copia la leyenda de I-L-TI-R-TA. que identifica con Léri4;ia,
y ha seguido la de CO-N-TE-BA-CO-N, de la que dice que «éstá. con estas letras
Españolas, pero no se atreve el Arzobispo a declararlaS)>.
En la columna 79, acude al hebreo para los top6nimos de Sagunto, Ta.rraco, Ibero,
Gades, Toledo y otros. En el capítulo Xliii: «De la lengua Lemosina, y Valenci8.Dll>>. El
XV: «De las divisiones que los antiguos dividieron España>). En el XVI: ccQue Quinto
Sertorio assento la silla de su Reyno en Valencia,> (coL 108), rectifica a AmbrosiQ de
Morales, en 1a inscripción de Quinto Metello Proconsul (coL 113); trae. a Mari~
Beuter y la i.nscripci6n de GNEIAE SEIAE HERENNIAE SALLUSTIAE BARBIAE
ORBIANAE AUGl,JSTAE, CONIUGI DOMINI NOSTRI AUGUSTI, dedicada por los
VALENTINI, VETERANI ET VETERES (col. 116), como otra de los mismos a QUINTO HERENNIO, ETRUSCO, MESSIO, DECIO NOBILISSIMO CAESARI PRINCIPI
IUVENTUTIS, remitiendo a Casiodoro, que escribió sobre el hijo- mayor de Dacio y su
mujer Herennia (3), perseguidor de cristi.~os; Ia historia romana. que narra. Escolano
no tiene desperdicio. En el lib.ro segundo tr-ae la de. ~ V~c_e:t;lte Mártir (col. 263);
recuerda la t~mpra:na ausenci.a de Prudencia, establecido en Roma, al escribir sobre
aquel martirio: NOSTER EST, QUAMVIS PROCUL HINC URBE/ PASSUS IGNOTA.
DEDERIT SEPULCHRO / GLORIAM VICTOR, PROPE LITTUS ALTAE. f FORTE
(2) Va~Aln.cia·Ma.drid. TI!C'IID., Aliena y Comp61\ía J'.d.ítore~;~. J. B. PERALES ut'ilfx6 una ed:i.ci&l de
in>.pH.a en ~ (3) TRAIANUS DEC)US, A.D. ~
-320-
~
abru de RUPO FESTO AVI:KNO
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TEMAS ÍBERICOS
3
SAGUNTI (col. 264), que compara. la modestia de la ciuda.d valentina y la fortaleza de
SAGUNTUM, que era la iberoJ'1'()ma.na,
En ~ «Libro Q~ de la D~cada Primera de la Historia de Valencia» vuelve a lo
romano. En el capítulo I, col. 656. escribe: «Los Romanos ~n su tiempo cifraron esta
fertilidad de Valencia y del Reyno en una medalla. que años pasados fue hallada entre
las ruinas. de Murviedro, y embiada a un curioso que bibe hoy día en la capilla del Rey.
Parecfa en BU forja del tiempo de tiberio e~. o a lo menos del de Adriano. Tiene en
la haz la imagen de una mujer, con celada, en la cabeca, y uno como penacho en ella; y
alrededor un letrero que dize: CAlO LVCIENO, CAlO MUNI:O, QVAESTORI. En el
reverso una cornucopia, oon un haz de fl~has, y debaxo, VALEN'I'Il\. Otras dos como
esta tengo yo en mi poder, y que se me embiaron de alli mesmo, y son de la forma
_iguiente» (col. 655) (4).
s
Pero lo que aquí se co~enta es el «iberismo» qe Esco~o, interesado en lo que
llainaba C
etc. Cnmpueato por el Licenciad() Andres de P~ (5). Acudía este autor a Pomponio
Mela y a Séneca pBl"a probar la «Cantabricae Íi.nguae antiquitatem»; en su lista de
ciudades menciona a ((Sft.guntum es Morviedro, la afamada, cuatro leguas de la ciudad
de Valencia; el Turia, Turulis, río, ea el que pasa por la gre.n ciudad de Valencia, y
ahora se llama Guadalavian>. Entre las «nationes» o tribus ibéricas: albicenos, allotriges, antrigones o autrigones, arevacos, entre Agteda y el Moncayo (6}, la$ AsturiBJJ,
«Vocablo vascongado», aus-etanos, bardulos «son ahora los Guipuzcoanos con una
parte de Ns.varra», bas-etan~, bastetanos, betones, cántabros, el cccastulonensis
mona>•, el Muradal; celtíberos, célticos, ceretanos, contestanoe, coset~os, edetanos,
Iberia:, indigetes, lacetanos, lusitanOB, ná.sicos, oretanos, pelendones, túrdulos, tu.rdetlulOIJ, va~eos, vardulos, vascones. De Vizcaya dice que «ha conservado la antigua
lengua de las Españas».
Este era el conocimiento que de ell&B te~ nuelrtros cronistas de los siglos XVI y
XVU, ~tr(! los que Escolano es figura de magnitud.
Este recuerda en el libro Quarto (coL 111-712} los versos de Paulino que trae
Antonio Agustín sobre el Ebro; y el Betis: <
Higi:nio. Plutarco, Maluenda; y su l'tUación con el de Roma, y trae a Poza, cuyo libro
conocía, sobre este tQpónimo, y el de 'Furia.
Había .llegado el momento para nuestro cronista de abordar el teXto de Rufo Festo
Avieno, de quien decía: «nos alurilbra de cierto nombre que tuvo Valencia, no adverti-
- 321¡-
[page-n-322]
F. MAT!W
Y LLOPIS
do de nadie. Porq_ue después de haber tratado de la boca del río XuciU' en la descripción
de nues.tra costa, dize estas palabras: "Neque loge ab huius fluminis cüvortio/pe.rstringit amnis Tyrius; oppidw:o Tirim", con amplia información donde se deacubrep dos
antigüedades muy grandes, la una que nuestro río Turia fuese llamado Tyrios; y Tyris
Valenciw>, trayendo al maestro Núñez, sobre posible población por los tyrios: es
vocablo vascongado o ibérico, el río Blanco, que es lo que en ál'abe dijeron Guadalavia.r.
En el capítulo Xll trata <
VETERANI ET VETERES.
La copiosa <
añadió Escolano al la misma, pregona su minuciosidad en exponer cuanto conoció. así
((Chersoneso Uamaron los Griegos a Peñíscola., villa del Reyno en la costa del ma.rn
(col. 221, núm. 14); escribe también «Paniscola.>>. Bajo la voz <
Ulterior en tiempos de los romanos. Idemtifica la Citerior y la Tarraconense; cita: a
Plínio, a Pqxnponio Mela, laJ divisi6n de Adriano, la de Constantino; que ((J10 quiere el
Emperador Augusto Cesar que se divida en muchas provincias, si no que toda ella se
llame España:, sin más divisiones,>, refiriéndose a la España romana (coL 15 .a 102).
Escolano, objeto de críticas modernas a sus interpretaciones, íue " juicioso censor
un
de varios autores; bajo la voz ((Engaño» precisa textos del Gerundense, Ambrosio de
Morales, Vasseo, Garivay, Mariana, Luis del Mármol, Beuter, Zurita, Pineda, Blancas,
porqu~ conocía el Reino de Valencia pa.hno a pahno, CO.Dlº U!I1 Cavanilles del mil
seiscientos.. En el cap(tuJo XIX, <
recordando que éste y aquél creyero:n que los de la isla de Zante edificaron Sagunto
(col. 148). En col. 149·rem@llora a los focenses y la presencia griega en nuestro Iitora.l:
úFue pues nuestro mar llamado Phosayco, por los Phocenses Griegos: y en confonnidad de esta larga habítación que hizieron en el Reyno de V alen~ia, y Cataluña, nos
quedan muchos pueblos en el Reyno cuyos nombres pregonan h.aver sido edificios. o
poblaciones de griegos, como son' Alone, Tiice, Ioyosa, Dianio, Altea., Arthemisio,
Aphrotidis FalllUD. (por Fanum Aphroditis), Orospeda, lle, que son los gue agora
corrompidos lo~ vocablos, llamamos Alicante, Elche, VH!ajoyosa, Denia, Altea, Ade·.mus, el Puíg de Nuestra Señora y el monasterio de BeD.ifa~. De todos estQs veremos en
su )ij.gar haber sido Griegos los que les dieron los nombres.» Y en ef«:to P.O hay más
que hallar muchos de estos top_6nimos .en los mapas e índices de la Hispania Graeca de
Antonio García y Bellido (1948} para reco_rd.ar l·o s hallazgos griegos en el litoral
v-alenciano. por otra parte fáciles de comprobar en la Geogra{ta General del Reino de
Valencia. que dirigjera Carreras C'aDdi, en sus volúmenes redactados por Martíne2
Aloy, Figueras Pacheco,. Carlos. Sarthou. Carreres, Sanchis Sivera y
tres provincias valenciana$ y otras españolas también.
-322-
[page-n-323]
TEMAS IBERIOOS'
5
Volviendo a Escolano y su Tabla para describir el sur del Reino, que constituyó la
antigua Gobernación de Oriola, o d'enlla Xixona, ~ti~ de su Obispado y la zona
de Elche, Alicante y Cartagena, acude a Mela, Plinio y más modernamente a la obra de
Bernardino Gómez Miedes, resaltando a <
interpretaciones o etimologíaa (coi 660).
En la citada Tabla menciona la región de Uercavonia y hasta dónde se extiende
(cola. 145-175): Los «llergavonenses, o Tiercavonenses (que así se· ha de leer por es.tar
depravado el texto) que son los pueblos deste Reyno de Valencia, que ago·r a llainamos
Morellanos, y los del Maestrazgo de Montesa, como lo veJ;"eiDos en BJ.ll:ugar» (col. 145);
la localización acorde con los hallazgos de monedas de la ceca. 6... de Vives, tomo IV, el·
Municipium Hibera Iulia IDerga.vonia Dertosa, de Tiberio y nave con vela o sin ella,
A.D. 14-87.
En el capítulo Xll: «De la prilll.et"a lengua que antiguamente hablaron los españoles» (col. 68-71) trae a Antonio Agustín y a Mariana, de quien dice «aunque tiene por
muy probable el dar la possession de antiguedad a 1$ va,zquenz6)>; analiza minuciosamente la cuestión trayendo a Mela, Estrabón, S6neea., Cornelio Tácito, entre los
antiguos, sobre las lenguas habladas en Hispani.a en su tiempo, y a los modétnos
Beuter, Marineo Siculo, Garibay y Poza sobre que «la. lengua que traxo Tubal a
España
la vuquenzen (col. 68).
Las columnas que Escolano dedica a Sagunto (79, 110, 111, 147, 158), a~san su
preocupación por el topónim.o que relaciona epn la lengua «Syriaca.». Atisba la
función de la Arse ibérica cuando, siguiendo a :Beuter, escribe que
Cathaluña contra los Celtíberos, y cpntra Viriato capitán de los lusitanoiP), añade que
«fueron rebatid.QS vale~amen~ de los de Murviedro, que a la sa.z6n ya eran grandes
señores>> (coi. 110). Valora lo que eran los de <
e
la Arse prerromana, acudiendo aLivio, quien t
eran los de Toledo y Ocaña» (col.lll); los de Toledo serían los que acuñarÍan después
el numario de la ceca 1.• de Vives, 2.0 Grupo, pp. 44-46 del toJno IV, con nombres de
magistrados CELTAMO y C. VICCIUS C.F. EX SENATUS CONSULTO, cabeza ibérica y el jinete lancero (láro. CXXXIV), cuyo iberismo es pa~nte. La conclusión de
Escolano es, en la ~
en España que PQr have)."se confeder.ado con los Romanos, se passaron a ellos muchas
provincias y puebloS» (col. lll., núm. 3). Seguía a Livio en Década tereera, lib. 2.
Lo que no precisaba tanto el cronista era la éronología, ~olvidada de muchos
historiadores; sin embargo, señala que «Sertorio guerrea con Quinto Metello Proc6nsul, General de la República .. de RoiiW> (7)~
me
('7) lilnt. QuíDctwo Caociliul ~"" Piua, c6uulen el do 80, quien habla~ bajo la direod6ll dew ~ocmtra YugúJ'ta; ~~
c:i:K:o a&oi. del 80-76 hab(a c:amitwlo ·de áito en billo, mienta-M que en .a li.plftt¡,o, cua.~ e.AOI, del 7& al 72 ~ de re,IIUICI1t>a:t ..,.
@cadeacía y eaída fme.bl. Mi::rlbe ADOLil'O SCHULTKN w au ~ ruH¡l). p4.e. 168.
-323-
[page-n-324]
8
F. MATEU Y LWP1S
En la citada «Tabla de las materias más principales», dedica Escolan_o, alfabéticamente, trece págin.a.e a la voz (NalenciiD>, trayendo a Polibio (col. 101, núm. 6) y
Esteban de Bizancio. Añade {col. 102, núm. 3), que:
103) tratando de l-a «España Tarraconense».
La formación de nuestro cronista era clásica; trae la Década t;er~a de Livio, la
última Verrina de Ci~n; De bello Catilinaria de Salustio, a Cornelio Tácito, Julio
César, Valerio M8..xi.mo, Suetonio Tranquilo. En el capítulo XVI escribe que «Quinto
Sertorio assentó la silla de su Reyno en Valencia», en la col. 118, sobre los VALENTI-
NI VETERANI ET VETERES.
Es de inter.és recordar (col. 123) su mencjón de los lauronell8es, habitantes de
o !Aria>~ dice, trayendo a Plutarco, en la Vi(Ja de Pompeyo (8).
En 30 de enero de 1611, G~ Escolano, ((Cronista de su Magestad en el Reyno de
Valencia», se dirigía a los tres estamentos d.el Reyno, de nueva nominación, que
patrocinaban la impresión de la segunda parte de su obra (9). Tras la «Tabla de los.
linajes del Reyno)), dio la de las cíudadea, villas, lugares, sienas, ríos y fuentes del
Reino de Valencia, «del que se ha2e d~cripción en esta segunda _parte. Con loa
insignes varones que destos pueblos han salidm). 'E s un verdade'i"O diccionario toponímico en el que su. autor vertió su profunda erudición y conocimientos.
En el libro sexto de la Década primera, para la descripción pr:>r la costa del mar se
-vale de Plinio, del itinerario del emperador Antonino, del mapa de Abra.ham Ortelio,
en su Theatro geographico, de Isidor Hispalense; en col. 17 sigue Livio sobre Publio y
Lucio Scipion, tratando de Orihuela, Oriola.
La atención dedicada a Elche y Alicante en el libro sexto de la hinoria de
V alencía, ocupa las cohtmnas 60 a 95, con varias lápidas ~emanas, y en las 117·120
aborda el tema de Denia, que <
«quieren que su ,primer- no~bre fu~e Arthemisio)~; y tras aducir a Macrobio, Platón y
Estrabón concluye que «Dianio, de Di~ y Arthemisio aignifica:n una misma eosa>~.
No escapuon a su atención poblaciones interiores como Castulo, que es la ceca 94
de Vives, locaiidad sobre la que escribe (cOL 118)! cilios Beocios povlaron a Castulon en
Castilla, que_ agora es Cazlona la vieja: según da té el Español Silio Itálico-, que le
dieron aqlJel nombre por la fuente Castalia, tan celebre en el tnonte Ps:rnas:o de
Beocia». Y añade en nota marginal: «Así lo enseña Ambrosio de Moraies en el tratado
de Antiguedades, ver Castulo».
~aurona
(8) La ideDtüieaciltl> quehaco de ..r,..mort. ae Lyrl.a» 1>0 tíena qu& wr éon bi eece. lblaice qlWI ..,¡.,.LAURO, an ciDi:o ...._"*-lbérlcae,.,.,.
L • d• VlVKS de \e lieta de IIU.I 98, poe11 loe hallaqO& ~IUI!III reol'llllkmente IO<:alian la L6Ul0, convertida en •L6IU'OIIA>', eo lo IIIOCiieval, en
~ penoqul.e que li¡ura 1tD lu .&atl011• el~ H~ de ~. ,11118 publie4 d. RJUS SERRA (CSIC. ~). ~..U a \á
dl6oeOa cll! OerDea. "PPP eeclalia de L6111'011P, q_ue M Llerot!a, a lo quB ~. e .ellDWido iWMD litoral• .! bim VIVES la (IO)oe6 1. la cabea. da
la eerie penque «lu motted.86 d e - eeoa ee JW"'8D muehD p~~r .u arte y por~ almholoa a Jaa de Sa,aiD y 8aetabi» (páa.l!8). Eaoolano nQ
lll&ll.tíorta •tAt JI\Onodu; 011 "' *minDJogta, el nuatre cnmiaU empla. el 116rmin<> «ca1ü'Wrico• pan In que l....._ hoy iMrioa.
(9) ~ ~de la rMcada Prilileoio de la Blotoria de la Wi-. y Corozwta Ciudad y Jleyno da V~. por PBDRO PATRICIO
MEY, itmt.a a 8art. Mett&>, 1611. A ~ de la D!~c:I6D..
-324-
[page-n-325]
7
TEMAS IBERICOS
Cuando Escol~o ee hallaba en una ciudad antigua, caao de Sagunto y Denia,
vaciaba toda la bibliografía clásica que las mencionaba: en D~a, la que fue objeto de
estudio por nuestro D. Roque Chabáa~ el cronista de las Décadas estudiaba loe
Diálogos de A.ntoni.o Agus~ Estacio, Dion Casio, Suetonio Tranquilo, Iusto Lipsio
sobre Tácito, en SUB Anales; y cierra el capítulo
con la copia de la célebre
inscripción c¡ue comienza ((Palladi Victrici Sacrum», que D. Antonio Agust:(n decía- «la mira con ojos de Bastarda y echada a las puertas de De.nia por ·el dicho
PedrO -Apiano, por haberse descubierto en sU libró algunas travesuras destalP>, concluyendo: «Oeste cuydado le hubieran sac.ado a D. Antonio Agustín los moradores de
Deni.{l, com.o ~eu4iera a ellos; pues pudieran certificarle que sus padres la vieron en la
hennita de Santa Paula y que el Nuncio del Papa_ que se bolvía d~ España a. Roma,
embarcándose en Deiria., dando primero viata a todas sus antigued.ades, trope~o como
RomanQ en esta de su famoso Caton, y la pidió por cortesfa., y se lit llev(m (10).
Siguiendo el litoral de Sur a Norte (col. 215), llega al Xúcar y ~e a Si:li,o Itálico:
«Sedetan.a cohors, quam. Suero regentibus un4is f Atq~e e.ltrix celsa mittebat Setabi
arce»; y vuelve a Rufo Festo Avieno: <
En el libro Séptimo (col. 275) no podían faltar a nuestro crpnista los versos de
Clad.io Claud.iano: «Floribus et roseis formosus Turia ripis)> (11). El alegato de Esool.a.no en defensa de que es al Turia a quien se refería aqu~l va apoyado en Prieciano, Luis
Vives, JeJ"ónimo Paulo y otros.
De Sur a Norte, el cronista llega a Murvie.dro, como él escribe, traduciendo el
valenciano Morvedre; en elogio de Sagunto tra~ a Sitio Itálico (A. D. 25-101): «Pos-tquam rupta fidea Tyri:is, et moenia castae 1 Non aequo superum genítore eversa
Sagu.ilti» {col. 373); los de Axse, descendientes de los tyrios, para él; no cita .Arse sino
Murviedro, que para el cronista es el equivalente de lo pre.saguntino, ibérico, más
antjguo.
Dei genitivo ibérico A-R-S-E-8-KE-N derivó el romano «
FOEUCI 1IMP. CAESA. PONT. MAX. 1TRm. POT. P.P. PROCOS, de Escolano (col.
374), donde dice «que estaba encaxada a la puerta principal, qUe mira a Valencia: y la
vieron y leyeron Beúter, Don ~cisc~ Lansol, y Ambrosio de Moral81D• (12). Escolano escribe sobre la lápida que copi6: «Estatua o memoria puesta por este Senado y
pueblo de los Saguntinos a Claudia- Invicto, Pio, Felize, Empera4or, Cesar Pontífice
Me.ximo, padre de la patria, y Proconsul.». Y añade: «Los años que ha que se pU80 este
letrero por los Saguntinos, se sacan por los que reyu6 el Emperador ClatJdio, " rimet;o
p
xvm
00) Coll. 1611-U6y ¡q..&U.f,t.omOU ele la edici61ld•J. B..l'ERALIS, al CIOAl ~dllo:-aG~~diuhanl.dodMc:ubi...=t.aa.pj~
cuy., i.n*'!'ipcionea, tftduc:á6n J ·detalla~ dplics lll. ..&w :ChabM• c ~a "lll.tGda 4e Dlli:lia"•.
(11) Su
~ ho01!'81Ü> . - Hooodo (.U). 3118-üa) 'f AftadiD (A.D. 8IJS.4Q8) CQil \IDA •tatua (c. 4(10-q),
(1.2) RUTBR. m au libro l. e.p. '1; ILAN80L D&llOMANL ea el lib. .0. ftwlifn, Bilp; , MORAl& ,n ~ llh. 8, O*P.- ~• • ~el al\m.
lll ~ dlplgra.lla ~de Bquaium F.,. t.eml.ol'!lJzQ de r. BBLTftAN LLO~ -rr.baj(lll V._ri'tw "ei SIP, m1m. 61. ValeD~ UI80.
•\Stior
-326--
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8'
F. MATEV Y LLOPIS
de este nombre: que según Pauviníc;> fueron desde el año quarentft y dos del nacimiento
de Christo, has_a el de cinquenta y cinco. Pero tengo por más probable la opinión de
t
Ambrosio de Morales de que fué dedicación hecha al otro Emperador Claudia, que d.i6
principio a su Imperio el año dosciento-s sesenta y nueve (según la cuen~ del dicho
Panvi.nio) y vivió un año, un mes y diez días>> (13).
En el capítulo IX a~ba de nuevo el ignorado entonces Arse ibérico cuando
siguiendo a. Livio (D~. 3, lib. 1) y a Silio Itálico (lib, ~). habla ~de la venida de los
Rutulos de la. ciudad de Ardea en Italia., sita en tierra de los Latinos>>; que «echados de
su patria y ad.mitjdos a poblar en Sa.gunto, y a hazer una Republica con los Griegos,
que primero la. habitara~ se formó de ambas naciones una de las más poderosa,s y
florecientes ciudades de España» (coL 388); trae los versos del segundo:
magnanimis regnata. viris nunc Ardea nomen» (col. 389). En este punto el cronista se
encue~tra ante la <
de los Saguntinos Griegos, y la pérdida de Troya: lo que quenta.n las antiguas
historiQS)> (col. 388).
Hasta el fin, este libro Séptimo es una verdadera historia del Sagunto romano, sus
inscripciones. las legi,on~ de Augusto César, el río Pala.ncia~ el Grao de MurviedrQ,
Almenara, Nules, diciendo de Almenara «que es el principio del Obispado de Tortosa»,
y como es sabido, éntre lo romano y aún prerroma.no, va describiendo los señores, las
geneálogfas de los dueños de los lugares por donde pasaba.
El capítulo XXXII vuelve a la historia romana. y el último va dedic~o a «las
guerras y muerte de los Scipiones>,, que relaciona con el arco de Cabanes, donde., por
cierto, según dice, se halló <
al arco en el año 1632 (14).
El libro Octavo de la. Década Primera (col. 688) describe la costa de Sur a Norte,
desde el cabo Alcocéber a Pa.níscola., siguiendo a. A vieno: «Post, Caprasiae iugum 1
procedes alte, ae nuda littora iacent 1 ad usque Chersonesi terminas 1 Palus per illa
n.atta.rum extenditur», Añade que Ptolomeo, en la descripción de la misma costa. salido
de Sagunto, pone la región de los Dercaones <(que es la te,rcera de nuestro Reyno1>; la
mejor delimitación de los ilercavones o ilergavones fue la diócesis del obispado de
Tortosa. Analiza a Ortelio, Mariana, An.tiste, Mu.ñoz y otros autores en cuanto a
localizaciones de topónimos del litoral. Vuelve a, Avi~o (col. 647), cQDio guía: «Palus
perilla. Na.ccarum ex:tenditur / Hoc nomen isti, na..m pal... moe dedit 1S~gnique medio
parva surgit insula / fera.x olivi, et ñinc Minervae stat sacra». Son los versoa 492-496
que pueden verse en 1~ edición de Adolfo S(:.hulten (F.H.A. I, 1966), donde en el vél'So
493 se completa. (
08) C\aw:liwo n.OhoticuolA.D. *-210). Ac-uñ6 el a - . eliDitOnlmua. ~l quiu,viu y eiiL!I 001DO ~ DAVII) .Jl, 8BAR 11111 .u •Boawl coina
ud thair 91ll-. &ah)~. 1970..
(14) Km ~~.r> ~ !le Nero Imp. ea... Pont. 'Mu.. y m llua,t.o, . , . IVV!'D'O S.C. El! 1111. ~~~~» ~par l.t,a-efstot a.c. como par el
pelO ~ teaí.t. la pi-. da ~ ducad"" y ......tl01t, l4oD>6 lA II.Otlc!.t. dt> BEtn'D.
-326-
[page-n-327]
TEMAS IBERICOS
Escolano coloca aquí, en un ((es_tanque que llaman de Albalate y que le tenemps
agora medio agotado•>, los versos transcritos, de Avieno, que se aplican a la Albufera
de Valencia; por cierto, con unas enmiendas (col 647) así: «Que la palabra pal. medio
comida ha de d~ paludi» (15).
Siguiendo a Avieno, con el verso 496, escribe: <(Fuere prope Civitates plurimae 1
quippe hic Hylactes, Ristra, Serna, et nobilis / Tyrichae stetere: nomen oppido vetus, J
Gaiae: incolaru..r:n maxim.e me'inorabí.lia/ prae orbie oris. Na.m pr$eter ces,PitÍ$? fuecunditatem, qua pecus, qua palmitem 1qua dona falva Cereris educat soium>> (col. 653) (16).
Añade Escolano (col. 663): «Nuestro doctisimo Valenciano y Maestro luan Nuñez
tuvo siempre a esta Tyrriche de Avieno por la del Maetrtrazgo» (17). E_ col. 682_·«El
n
:
maestro Nuñ~ como queda dicho, juzgava que el pueblo Hylacte, que Avieno Festo
puso en esta comarca, tenía su asiento en tierra de Benifaca. por ser y sonar esto
mesmo el nombre de Hylacte en GriegO»..
De El Forcall trae una lápida romana (col. 684) de GN. BALBO, GN. F. GAL. MINO
/ ET PAPIRAE. GN.F.FESTAE. BEBIVS ... RVS 1PARENTIBVS OPTIMIS. Y vuelve
a r~ordar. (col. 686-687) a «nuestro gran philosopho Nuñ~ que pen_saba que estos
pueblos de Morella serían. aquellos de quien Rufo Avieno Festo escribe que se llamaron en tiempos de los Romanos los feroces BeribracetP>; son los versos 483-=489: «ad qua
reced.it ab salo telus procul/ dum088. late terga .Regio porrigit 1Berybraces Dlic gens
agrestis et ferox 1 Pecorum frequentes inter errabat greges / Hic lacte semet atque
pingui caaei 1praedure alentes profeN~bant spiritum 1vicem ad ferarum. Post Cabra.siae. iugum>), et;(;., J;r~ lo qu,e viene lo d~l
a.lus Nacca.rarum» (v. 491), ya visto al
tl'tltar de Valencia. Escolano y su maestro Núñez se adelantaron en trescientos años a
los comentarioé de A. Schulten en la «Ora maríti:nw) de Avieno, cualesquiera que
fueran sus aciertos o 8\18 errores.
Llep.ndo .puest:ro cronista a Xérica, Libro Octavo (col. 756-764), trae lápid.B.s romanas que acr,editan su rom.anidad., cinc.o; debe recordarse especialmente la de QUINTA
PROBA 1Sffii ET PORCIO / RVFINO ARCVM / FECIT ET STATVAS 1SVPERIM·
POSSVIT 1HS XXL.ES, que Ellcolano tradujo: Quinta Proba, «para si., y para Porcio
Rufino hizo labrar este Arco, y plantar sobre él las estatuas, haviendo gastado en su
fabrica qúarenta sestercios; que. segun algunos montan mil libras V{l)enciuas».
Igual romanidad corresponde a Vivel, sol;>re el que trae a Florián de Ocampo,
Molina Vician.a, Palmyreno, Zurita, Blancas, Miedes, Beuter y otros; la biblioteca de
Gaapar Escolano debió ser cQpiosa y su erudición impresiona aú'n hoy.
El capítulo XIll (col. 791-794) incluye grabados de monedas de Segobriga (18). En
col. 787-798 amplía información nuestro cronista sobre el tema, no trata de aquellas
(1S) C®>O ley, clel VOClblo ~ Na*- Natanam, que aipi6ea
·AnAdee; huéspedoa ordíD.aricMI ck-lea laguDU,. ~ IA¡e oliv011 d.fl·la ~· ferUII a loe d6.1a. Dlln-M pti. UlldaciiD.tl y -.aya d6 ~IIAa.
al altua.r la lii¡w:¡a 811 ~t.
(16) dlahteo; 811. SCHULTEN ~. 498.
(17l PERE JOAN ~ 1152i-180lll Ale cac.odnU.ioo de Griego en la Univenüdad de Va16Dol&.
(!BY áollldt ndn:!....,. a, ~ 11'. IJ y 7 de la !&Ji,. éXXXV de A. VIV88. De Se«óbrip. pt¡. 111, cled& ANTONIO VIVES: «La &tribuci&J> a ~
EB dmit.ida sin di&euaiÓII_.
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10
F. MATEU Y LLOPlS
«Letras Españolas» con que calificaba a los letreros ibéricos, ni de 8-E.CO-BI-R.I-CES, que probablemente no habría visto nunca, pero sí de las iberorromanaa, las mencionadas de A. Vives, tanto del jinete lancero como de la láurea, de las que dice (col. 791794): <>. Al menos el testimonio de
Escolano acredita la circulación de este numario en tieiTas de Segorbe.
En el capitulo XX, que trata de Portacoeli, Bétera, Benaguacil, Pobla, Benisanó y
Liria, resalta el romanismo de aquellas localidades con sus inscripciones (col. 863-870);
de Sinarea:s, Cenar~. algo atisba de su iberiBmo cuando dice escuetamente que en
tiempo de los godos «ae llamaba Arcobrigan.
·
Llegando a XAtiva, en el libro nono, el crpnista vuelve al iberismo y copia claramente sus inscripciones monetales iberas que se transliteran por S-A-I-TL diciendo que
<lo son, por estar escritas con Letras Españolas, devian ser 1~ que se usavan en
España,. antes de recebir la lEmgua y letras de los Romanos. Destas habla el Ar~bispo
Don Antonio Agustín. La primera dize, que tenía en la haz una cab~a de hombre, de
barba larga y cabello, con el nombre de Setabis: y en el reverso un hombre o rnuger a
cavallo, con una palma en l.a mano, y al rededor estas letras Españolas inexplicables
(las copia, col. 1.189). La otra tenía en la he,z un m~o, con una corona. en la cab~. y
levantada la maca, y al pie las siguientes letras>) (19).
Acude de nuevo Esoolano a Rufo Festo en favor de Setabia (col. 1.117): «Attolitur
i.nde se Setava civitas 1propinquo ab a.m.pe sic voce:ta. Hyberis)>. Y traduce: «Setavala
cil.lds.d, se ve en lo alto, a quien su Rio le prestó su nombre. He traducido ---añ.ade-., Setava, y no Sita.va. o Setania, como leen en Avieno Festo aigunos, porque es cierto
que tiene su original mil pecados originales, y tantas erratas como palabi'8B. El
maestro Nuñez sospechava, que Sita.na civitas fuera la villa de Cocentayna: pero sin
razón. porq~e demás que esta se llamó Contestania, o Cosetania (como veremos presto)
no la riega a C.ocentayna el Rio Se""hia, ni la alcan~a de algtmas leguas» (20).
Trae Escolano ((la descripción que de Xativa nos dexo escrita Silio Itálico: "Hoc
ínter clara thorace luce m,icabat / Sedetua cohors: qua.m Suero rigentibus undis /
atque altrix celsa m.ittebat Setabis arce 1 et Pelustraco filum componere lino")) (col.
1.116).. A su epigraúla latina dedicó las colum:na.s 1.127-1.132, en la 1.127 una lápida al·
IMP. CAES./M.AVR.CLA.V/DlO.PIO.FE.INJVICTO.AVG.PON./MAX.TRIB.POT./COS.II.P.P.PROCo.jD.D. El mismo C~udius I1 Gothicus (A.D. 268-270) que la tuvo en
Sagun:tum.
Los conocimientos numismáticos y aún la p:redilecci6n que por las «medallas»,
como ~e llamaban entonces a las monedas antiguas, que tuvo Escolano, están acredita(IG} úaa copial ao!i loe nllma. l~ ~ll.l.6m,_lP(,Iaái!iiñd.e. pi- quedtilicribo; • SCOLANO·yloe aiDI!L lDy lO y ll, Um.. CLXII-de·DKLGAOO
B
que, por 8U uftWo dibujo, M ame& ~ lo o¡ue tliee c1¡o la p~.
{210) Sm> lo. ,.._ ''19-480 de SCHUI.It'EN, IA!'dol ..ttQlit lade .e·S i -. civituo. NlOOLAU PJUMITnJ no olvid6 Ju elt8ll de la oOn
~~ ele BSCOLANO, cu:&III!O ... ocupó BD. t$!63 de el!~ y de Slca¡¡a en '"' otCoptribudói:l al ......tío tita la Pro&oh.illtada mftlt:a de lo.·~
.;caooe».
~ da! C...UO de C\lhm:a. Valenelao, 194NO.
Puil SSCOUNO, t&Jtan c\.,j;tau. A.. SCHULTEN 111)'6 e11 el ftiiO fl91181aJaoo e igual6 el rio Sic:;mo, bo, J6c:ar, al '*-en el·c:a1!o 1\11
Cullera. aB~ «ll· YDO nu Y..tfsi<-. d.ed& SCHULTBN. IISOOLANO I'MIIIvl6 111 eluda ~~llién~ a la leotun! oSecava ci\lituo que, en
realidad, ae· halla ·~ ab 811lD.,., 'l'l'oeaW' u por loe Ibera., Hyberia, que ea Wl ablalnro '1 DO e1 1161Dinadvo de•
-328-
.n--a.
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TEM'As mmcos
ll
dos en toda su obra; en col. 1.282, hablando del Alforin,·de Ont:lnyent, narra el hallazgo
en 1.697 <imágenes de «Emperad,o~. devisas, y empressas: pero todas con el nombre de Roma y
la cifra de la letra X, que signific.a Denario: de que usaron Jos Romanos en sus
tnoneclas, y de donde nos quedó en España el llamar- dinero a lAs. nuestras» (21).
El libro décima de las Décadas de Escolano fue dedicado, pri,n(lipalmente, a los dos
más trascendentales acontecimientos de la historia moderna del Reyno, la Germanía y
la expulsión de los moriscos. En la «Tabla de las materias más principales)>, con
criterio de índice alfabético del contenido, bajo la voz ca.ntig\la, romana y p:rerromana, en esta manera: «Españoles antiguos qué forma de
letra escribiaiD) (col. 398, nguerr&.B de Sicilia contra los Romanos)) (col. 403, núm. 4). <.Son cuchillos de simesmo
sirviendo a los Cartagineses en las guel'J'S$ de España}) (col 409, núm. 12). «Español
mata a Asdrubal Geñeral de Cartago, en venganza de la muerte de su amo y el valor
que mostro en los tormentos ·Y muerte» (col. 410, núm.. 15). «En que lugar ]e mat6» (col.
411, núm. 16). «Españoles de tierra firme y de Mallorca, sirven a Anibal en el sitio de
MurviedrO)) (col. 427, núm. 1). «Españoles llevan mal que Aniball015 quinte para la
guena, y tratan de rebelarse» (col. 489, núm. 4). ((Español~ se cubren de luto general
por la. cayda: de Sagunto, y aborrecen a loa Romanos por lo que tardaron en acudir a
fs.vorecell8.)) (col. 452, nú.ma. -3 y 4). ((Españoles fueron la primera nación que loa
Romanos admitieron en sus legiones para las gue.rt'aa>• (col 505, núm. 4, y 699, IlÚm8. 2 y -3).
«Español)) era, pues, el nombre que el cronista daba a lo, a.- }Q prerromano:
el alfabeto, inscripciones monetarias, legionarios y fotmas de vida anteriores a la
llegada de los romanos y a su dominación; era el concepto que' los eruditos de su
tiempo tenían de lo que llamamos «ibérico)). como el vizcaíno Andrés de Poza. licenciado en Leyes por Salamanca, decía en su libro, An.tigua knKlJ4 de la$ Españas,
mencionada más arriba (1687): «Españoles poblaron la ~sla de Corcega antes que los
galos. Españoles celtiberos. Españoles ceretanos. Españoles cositanos. Españoles lusitanos. Españoles turdetanos.»
El íbeci.smo, pues, hay que exhumarlo de las Décadas de Escolano, «excavando)) en
sus densas, prolijas, eruditas y pormenoriza.~· páginas que tanto han servido y sirven
para el conocimiento de la historia del país, del antiguo Reyno de Valencia.
(21.) No dio la C4n!PO'Ii~11 ~ del lalolo, y pe11UJ1do 11111 la aiaúoi:l,a d6 w> ~da er> aqual territ.orlo,_ llamado Salta, .ley6 eD \ID
ttb!Ca.tl•~ Sllfre. So'lm> al~ ROMA, cl6 8. Arrluüoa, del AAo 2(11(), e.u ndo fQl> ~ III01leblrica 8. .Afrufua. P . Cometiua SW..
Pinari)la Na,t.a y L. Saut.iua.
·
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