
Los fragmentos escultóricos ibéricos del Agua Salada (Alcantarilla, Murcia)
Pedro Lillo Carpio
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ARCHIVO O& PllEHIS'OORTA LEVA)n'tNA
Vol XIX (Valéncia, 1989)
PEDRO LILLo CARPIO
DANIEL SERRANO VÁREZ
(MW"cia)
LOS FRAGMENTOS ESCULTORICOS ffiERICOS DEL AGUA SALADA
(ALCANTARILLA, MURCIA)
En los últimos años la panorámica general en torno a la eecultw-a en la época
ib-érica ha camb.iadó sustancialmente. Se ha llevado a cabo el descubrimiento y estudio
de nuevas piezas y conjuntos en su context_ arqueológico reVisando también antiguas
o
piezaa y datos que dormitaban en fondos de museos (1). Estos trabajos han hecho
gravitar los puntos de vista tradicionales sobre la escultura ibérica, reconsiderando la
importancia capital de los influjos_ del orienl;e del Mediterráneo (2). Un e.xhaustivo y
pormenorizado análisis de loa restos escultóricos, tanto de hallazgos antiguos como de_
los más recientes, junto a un mayor acercamiento a los contextos iconográficos y
formales de las distintas áreas mediterráneáB, nos presenta una perspectiva halagüeña
del difícil problema de la escultura. especi~ente funeraria, y su interpretación en el
horizonte arqueológico q\le nos ocupa {S).
Varios inconvénientes agravan e1 ya dé por sí intrincado proceso de interpretaci6n
que tienen loa· conjuntos escultóricos mutilados correspondientes a esta fase:
(1) D. FL&reiJER y E. Pl.A.: «Restos euultAiríros de La n~erilpoli.s dlll ~mi de.SaU!I (Mqgente. Valenda). Homenaje 11 G!U'Cia y BeWdo.
Rev. Univontidad COIDJIIutense. Madrid, J!Y/7, págs. 55 y ss.
A. M.• MU!iiOZ AMILIBIA: <~El cipo ibericG de Coimbl"'l dal B,arrlinco Anehou. XVI Congi'Ql() Nacional de A.rqueolotrla.. Mun:ia, 198'l.
M. ALMAGRO GORBEA: uArquit~turs y IIOded!od en· la cult.u..., lb~ríea•. Oblloquo lntemutioi\Al d'Arclli~tu"" et aocieté d'affhaismé
ttn!C a la 1\n de h1 republíque romsin~. RolDa, 1980.
- M, A~CRO GORB&A : ..Paisaje y soci6dad en lü necrópolil< ibérkas•. XVI Con'peso Nacional de Atqueologi11. Murcia, 19112. ·
M. ALMAGRO GORBRA: ~Pazo Moi'O, el 111onumento orientaiÍI'.snte, au c
\bériea». Madrid, 1984, pilg¡¡, 229-28'1.
T. CIIAPA: «La escullllra top~Dorlll ibérieau. Modríd. ¡!)A(),
~~ ALMAGRO GORBU: Op. c;it. nnt.o. l (1934).
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A. GARO!A Y BBrJ.IOO: "Arte i~eo». M.ulrid, 1980.
M. iARJI.ADELI.: ..Al-te íbb~co•. , &n:ei<>!W.. 1968.
-n-
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2
P. Lii.L.O Y O. SERRANO
La piedra utilizada, cuidadosamente escogida por los escultores--tallistas íberos, e·s,
como en etr~ ti\nt:.as culturas, la arenisca bhmca de grano fino. Este material tiene
grandes ventajas a la hora de ser trabajado. Tras ser humedecido, puede labrarse con
considerable facilidad evitando el uso de cinc. l y de martillo; se puede desbastar
e
simplemente cortando el material como si de madera blanda se tratase, con una sierra
de hierro o bronce. Su consistencia es similar a la del queso duro o la del barro
semiseco al ser cortado, originando virutas en la .zona del corte. Este sistema fue
indudablemente el empleado por los artes_
anos artistas íberos como deu;mestran las
huellas de útiles en las esculturas conservadas. Simultan81U"on en los talleres el uso de
la sierra, cuchillos, formones y trépanos con el de piqueta y cincel y mace·t a para los
desbastados más toscos.
Procesos de emplastecido con yesos, cal o arcillas a las Q\l.e se adicionaban productos orgánicos aglutinantes cubrían los desperfectos, desgastes o fallos de la piedra
para un completo acabado, previo a la policromía de la-s piezas.
Pue.s bien, este excelente me,terial de tan variada aplicación~ desde !a confección de
sillares con un costo relativamente bajo hasta la de complicadas labores de escultura
o~ental, tiene un grave inconveniente: su acelerado proceso de erosión. A veces a
este inconveniente se suman procesos de agrietado y una espeéiál tendencia a la
disgregación.
Todos los inconvenientes anteriormente expuestos fueron. en su momento resueltos
o al menos paliados con la, profusión de estucos y engob8$ utilizados en la decoración
fma.l de las esculturas. Las capas de J)Íhtura cubrían y protegían las superficies
imperm.eabili.zande las esculturas cuyo emplazamiento habitual debió ser a la intemperie, en exteriores.
De la descripción de la piedra, blanda, arenosa y degradable., se de8prende otra de
sus propiedades inconvenientes: su extrem~da fragilidad.
La fragilidad de las calcorenitas utilizadas en escultura '9iene dada tanto por sus
cualidades fisíco-quünicaa intrínsecas como del tipo de escultura a la que se presta. El
escultor ibérico horada, ahueca, hace altorrelieve y bisela con la facilidad que le
proporciona la admirable técnica adquirida, pero también con las notables facilidades
ofrecidas por un material de tan especiales características. Su herramental se hallará
casi imposibilitado ante piedras de textura más bella y terminado más turgente y
perdurable pero que habrían de someterse a un proceso alcanzado tan sólo por
técnicas muy superiores puestas en pi:áctica hacía milenios en las culturas orientales y
que los íberos .no llegaran a dominar en la escultura mayor.
El hecho de utilizar un tipo de piedra blanda dará lugar a piezas escultóricas
proclives por su frag-ilidad a la fragmentación y hasta la meteorización por efectos
ñsicas de rotura o rodamiento hasta la total desaparición de partes de la masa
escultórica.
Por ú1t;imo, hemos de tener en cuenta un hecho o.b servado desde h.ace años y mu.y
controvertido, la intencionada destrucción de muchos de los elementos escultóricos en
épocas más o menos inmedia.tas a la de su creación y u:so. La desidia, el abandono, los
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AGUA SALADA
Fig. 1.-Plal:lo 4«! J~ situación del tármjno municipal de Alcant.arilla. El yacim~nto aeñalttdo con Wí
circulo y una CI'UZ.
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P. LD.LO Y D. SERRANO
ataques de poblados entre grupos rivales o el interés de borrar e.lementos :re-p:resentativos de u,nos dete:nninados valores o contenidos de tipo ideológico-espiritual debieron
llevar a cabo en parte la desaparición o al menos mutilación y tremendo deterioro de
los conjuntos escultóricos (4).
De los hechos mencionados derivB. en definitiva la gran dificultad que se nos
presenta a la hora de intentar reconstru:i.r, al menos de fonna hipoté~ca, muchos de los
monu.tnentos ibéricos. Salvo co-ntadas exc~ciones, los restos ornamentales de escultu·
ras nos v-an a aparecer e_ ios complejos de ne- rópolis, dispersos y con Uha función
n
c
..muy disti:nta a la que fueron en. principio destinados, generalmente util.i2ados en el
encachado de las tumbas tum.ulares escalonadas (5).. A veces los hallaremos formando
parte de la construcción .de andenes de contención, muros y otras formas constructivas
elementales (6).
EL CABEZO DEL AGUA SALADA
El halla2go hace unos meses, por parte de uno de nosotros, de dos fragmentos
escultóricos e8 el motivo de esta nota con la intención· de que ~irvan para aportar un
dato más a la. carta de yacimientos con escultura monumental ibérica que tanto ha
progresado en los últimos años.
El lugar del halla2go está situado al norte del casco urbano, anexo a la parte
exterior de la carretera que ci.l;'cunvala Alcantarilla y que llev$ d~ Murcia a Andalucía. S_ halla a la altura de la Rueda o monumental noria que eleva el agua de la
e
acequia de Ba..rreras para dar riego a las zonas altas de la huerta desde época mediev-al.
Su localliaci6n geográfica es 37° 58' 20" de latitud norte y 20 28-' 30" de longitud
este, según la hoja correspondiente, nfunero 93_3, del Mapa Topográfico Nacional,
escala 1:50.000, y la hoja 23-37 (983) del Ma_pa Topográfico del Ejército (fig. 1).
Se trata de un pequeño cerro que se eleva unos 6 metros SQbre la llanura aluvial
que lo ciicunda excepto por 1:1u parte septentrional, cortado por el cauce del río
Segura. La cim.a, ameset.ada, tiene unas dimenai.onea aproximadas de 90 x 6Q metros.
Dedicado actualmente al cultivo de cítricos y hortalizas, la continua roturación y
e1 trajillado de tierra para eJ. aterrazado de los taludes del cen-o, han alteradQ
considerablemente los horizontes arqueológicos que, a simple vista, aparecen total·
mente enmascarados por las obras de transfonnaci6IL
En el sector suz, y coincidiendo con el pie del cEnTQ, podemos observar un muro de
construcción moderna ceya miai6n es servir de contención al último aterra,zamiento.
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~- 'I'ABJl.U)Bl,Lc ~o de MJ:atigralta ~y .de ~lotie. !le" l!!t pobledo. ibhico. ~r¡cJ~OIII>. Sa,lt.bí XI.-~ l861.,
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DlAZ: ahcavacioae m> 1!!1 Cipn-alejo ~... Murcia)>o. .\ri¡\16otori- ~. )4adr;d, ~. p,p.. fiG.IOl.
G. NIETO GALLO: t
V~ (M~• .Boletin d&l
(5) lt CUADRAI.IO
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Semin&rio de Arte '1 N1r.....,l"tt''a. Vall.* lld. UHO, P'P. l91· 1&e..
(8} P. LfU.O CMWID '1M. WALKER:. «'l'h• iberim ~Ulllent of Prado (ioluatllla, Murcia, • peiD)Io..And.llllt Relleailm Cheek Colonllli a.ad
S
Nativa ~tioDt:. Si~. ll8li (.,. preil&a),
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6
AGUA SALAOA
Cotu~ideramos que dicho .muro podría coincidir con las líneas de con.str.ucción defensivas del pQblado ibérico (7).
El material prospectado corresponde a una dilatada ocupación del lugar, hecho que
concuerda c.on lo pJ;'ivilegiado del mismo.
Escasos fragmentos de cerámicas áticas, de barniz negro con el interior decorado
con serie de seis palmetBB enlazadas. entre sí por arcos incisos e inscritas por dos
circunferencias concér~.tricas a ruedecilla. El exterior, en reserva, con punto central y
bandas concéntric:as. El pie, en a:nillo. tiene una uña destacada. Este tipo es frecuente
entre los conjWltos prospeetados en la región y fechable en el primer tercio del siglo
IV antes de C. (8).
Un considerable nú.Dlero de fragmentos de ánforas í béticas de almacenamiento, de
pasta roja y anaranjada, tipo 8andwich, con la especial cuacterfstica de llevar los
hombros y cuellos biselados (tig. 5, 1 a 4).
Fr-agmentos de grandes krateriscoi de amplia boca y bord~ de perfil en cabeza de
ánade (fig. 5, 12 y 13).
Soportes bajos simples en C (fig. 6, 6).
Un numel'08o conjunto de krateriscoi caliciformes, de pasta fina, bien cocida y
teXtura untosa, eón borde amplio exvasado. La decoración es pintada con motivQs
geométricos (fj.g. 5, 6 a 11).
Los cuencos están repr.esentados por una serie de fragmentos con bordes entrantes
o abiertos, simples y redondeados o achatados. El anillo del pie es bajo y fino, añaqido
tras el torneado de la pieza (fig. 5, 14 a 1,6).
Los fragmentos de ~cultura en piedra. Dejando $.1 margen una serie de fragmentos
amorfos de textura inequí.vocamen.te ibé,rica y algún otro fragmento con labrado de
debastado ibérico (9), dos son lo·s fragmentos que, pese a su deterioro, son a nuestro
juicio dignos de mención~
Fragmento de piedra arenisca correspondiente a la cabeza de un caballo enjaezado
de una escultura exenta (figs·. 2 y 3, lám. 1). Caliza blanca run.arillenta de grano fino y
tono dorado. Su prolcmgada exposición a la intemperie se manifiesta en el pro~o
erosivo sufrido en gran parte de su superfióe. El fuerte grado de humedad a que ha
estado sometida ha afectado gran parte de su supetficie, cubriéndola de musgo..
Corresponde a la parte frontal derecha de la cabeza, desde el testuz a1 maxilar y
parte del ojo. P9r múltiples fractur.as y rodami~nto carece de orejas y parte superior
del testuz. Igualmente, está fracturada. por una diagonal que, desde la mitad del ojo
derecho, baja· hasta el maxilar a la altura del bocado, bajo el maxetero.
('1} Tru el deéeubrimiei\1D por Daniol Serrtno del yacin>lent<> fue practicad. una proeptle<:ión pot pan.e de J . J4. Qarcla Ceno y A. lniesta
S.nmartln ~o la dúeoci lin de Arte. M.• Muitol A.brlllb!A.
(8} J. M. GARCIA CANO: • Cerámica. grie¡aa de lo Rogi6n Mnn:i.uul>'. Biblioteca bé.aiea murciana. n.dm. 6. Murcia, 19eQ. 6p. 1·7, 1-10, Z.7.
~ ..S. 6-2. 6-7, 13-li, :u-6, 39-1 y ~10.
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D. SERRANO VAREZ: •Nuevoa Yllcim.ienr.a& &rq11eol3g!ooo: en Alcantan1la». Acedemi" el<> Cultuno Valen~
Pl:Jilll_ •
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(9) t.o. .,.ateri•~ ee. haiW> d.,_¡tadoa vn el M'uaeo ArqUI)Oiógico ~cW de hlumta.
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Ftg. :.-Representaciones de la cabeza def caballo desde- distintas posicionea: lat.e rallzquierdo,
zona posterl'Or y lateral derecho.
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AGUA SALADA
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De la cara izquietda de la cabeza se c.onserva \!,na ttúnima parte trabajada, la
corres)>ondiente al montante basta la comisura de los belfos.
La parte inferior del fragmento conserva restos de pintura del color rojo amarronlldo y leves trazos negros. lo que indica un tratamiento policromado de la escul~a. La
pieza, desgraciadamente muy mutilada y de la que, de momento, sólo disponemos de
~te elocuente pero mínimo fr~gmento, es de muy buena factura, equiparable a los
mejot:es ejemplares de su género.
El caballo, lujosamente enjaezado con un atavío de gala o más bien ritual, lleva
cabe.zal con frontalera y montantes anchos, con dos aeries paralelas de bolitas como
adorno, lo que par~ce representar una gruesa correa de cuidado cuero --el reborde
lleva un delicado filete- claveteado de chinchetas metálicas con la cabeza
heníiesférica.
Tres gruesos y ettidados discos recorren la línea del montante desde la testera al
bocado. El superior, más grande, es lenticular, con botón central y una serie de
molc;iur~;~.s concéntricas. Evoca las piez!ls reales de ajuar de guerre'ro en bronce o plata
tan fr.ecuentes en los Cionjunto·s de incineración desde la Meseta Norte hasta la Bética.
El segundo y el tercero de los discos son pt-ácticamente_idénticos e imitando como
anteriormente descrito a las auténticas placas metálicas de los atalajes de gala o
parada. Con reborde exterior en media caña, estas placas tienen en su interior una
roseta de cuatro pétalos separados por sendas hojBB puntiagudas. El centro lo ocupa
un botón hemiesférico.
Están situados en la parle media del montante y sobre lo-s terminales del bocado.
La mutilación de la pieza impide, en lo que al atalaje se refiere, ver representada la
muserola y la testera, piezas que es casi seguro que debió llevar.
El ahogadero parte en diagonal del disco superior qu~ un,~ montante con test:era, ~i
bien es_a parte de la escultura está. muy deterioradll.
t
En la parte superior, bajo la frontalera., y con estricta siroetríll al recuadro formado
por ésta con los montantes, hay un adorno a modo de mechones de crin con doble fleco
rizado en su extremo, lo que más que las crines del flequillo parece repreMnta:r un
adorno bordado en relieve o más bien una labor de repujado. Está sobre una banda
aproximadamente paralela a lfl frontalera y que ·recorre toda Ja zona superciliar
prologándose sóbre el ahogadero y sobre el cuello. El relieve de la escultura parece
indicar que es un elemento superpuesto, a modo de gorro o bonete, y ceñido por la
c~bezal. Cabe la posibilida.d de que este eíemento sirviese para sostener el plumero o
cimera que • sujeta entre frontalera y testera, está elocuentemente representadlt en las
.
cabezas de los caballos de la pintura vascular -levantina, especialmente en los ejemplares de San Miguel de Lil'ia.
La parte conservada del ojo presenta un esquema que no concuerda eón la mayoría
de la& representaciones, que suelen ser almendradas con el vértic~ ~puntado hacia
atrás. Aquí, el sector COt;léervado, que es el pos~rim:, ~iene un trazado redondeado, con
el párpado destacado. Podemos conjeturat un esquema ocular almendrado pero co-n el
vértice circular.
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Fig.
P. LlLLO Y D. SERRAl'l/0
s..-Reco~rur:cl6n ideal
de la cabeu de l"..lballo.
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AGUA &LADA
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En definitiva, nos hallamos ante un fragmento de notable ínter~ dentro del
conjunto de representaciones religio$.0-cultura.les de équidos en el sureste ibérico y
ocupando un área topográfica evidentemente clave en el cl~saxrollo temático. Hemos
de pensar que a UDoe pQCos kilómetros. hallarnos el santuario ibérico de El Cigarralejo,
con un conjunto de pequeños équidos, y a sus pies la necrópolis del mismo nombre, en
la que al menos dos équidos de tamaño mayor y estructura simílar a la d'e l que nos
ocupa han aparecido fragmentados (10).
Los fragmentos de équidos aparecidos en la necrópolis del Cabecico del Tesoro, en
Verdolay, muestran una cabeza muy similar t801bién en cuanto a dimensiones, atalaje
y formas a esta de Alcantarilla, si bien la. que tratamos· lleva un cabezal mucho más
lujoso y abigarrado (11).
Otra cabeza de caballo, esta vez mucho más completa, que se aproxima a di.mensiones y formas es la de Fuente la Higt,Iers,, aunque los atalajes y estilo difieren considerablemente (12).
El segundo fragmento al que vamos a hacer rd'erencia representa una voluta
vegetal exenta, rota por su base del soporte que La sustentaba (fig. .4). Procedente del
mismo lugar; está labrada en el mismo tipo de w::enisca de grano fino. Su color es beige
dorado, más oscuro que el del fr~gmento de cabeza de caballo, posiblemen~ por haber
~stado en contacto con tierras de mayor contenido orgánico y humedad.
Es muy posible qu.e ~te fragmento corresponda a la estructura arquitectónica que
sirvió de pedestal y a la que estuvo inserta la figu:ra del caballo.
La voluta está recorrida en sus tres cuartas partes por una cinta dorsal, redondeada y carnosa que representa una larga lengua d!'l bordes ondulados con llllHS pequeñas
oquedades de ojales simétricos. Su apariencia ·es cla.ramente fitomorfa:
Sobremontada a esta especie de lengua y partiendo de la zona máa anchA de la
voluta a~ otro motivo ñtomorfo de gruesas hojas liriformes en dos series y sobre
ellas dos capullos parecidos a los de Joto, el segundo saliendo del primero y sttperpues·
to a un anillo en relieve y de form:a oval
Este motivo nos evoca las volutas termj.nales sobre loe vértices de las golas de
fotma troncopirarn'idal, a veces consideradas como zapataa (13). Perteneeerí.~ al grupo
de adornos d~ las golas que M. Almagro Gorbea denomina .g olas en t!squina det:oradas
con volutas y q
(lo) .E. CUADRADO DIAZ: «Kxeavaeionfe eo el SIUitu.uiO JWriep !le El ·Cipnalejo (M\ala, 1\ofurei&)». IAbme. y ll81!>0ri... ~. t!ISD.
P. I.J!,.LÓ 04RPJO: •li:l t.iooriUo .de Bl ~ de Cebqjn, 1!11 El Poblami~ LWr\® d• Murcialo. MW'&a, 19'19 (1981), p6sa. il6 y aa.
(H) NIBTO GALLO: Op. cit:. nota 5.
(12} CHAPA: ()p. ¡:it. DOta J. .
(13) A. GARClA Y BELLIDO: od.e. duu! ~ lt1cbe y .e l conjutrto da p i - In~ en r..,da en \9.U•. MA!Iricl. \~ UD>a. 9 y 45, fte. 13.
1111• .IORGE ARAOONBa ocDoa ll\189a DeCr6poü.• iWri- m la prorinc:ia de Murci..,.. Analeo ·d'a la Ulliv~ &. M urda. Murda, ~.
p4p. ~. fil. 7-11.,
'( 14) AL~ORO OOR'B&A: ()p. cit.. ~~ l (tf&C), pqa. 960 y .....
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10
P. LILLO Y D. SEAAA,NO
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Fig. 4.-Repreeentación de la voluta dee4e distintos ánguloe.
CONCLUSIONES Y CRONOLOGIA
En definitiva, nos hallamos ante un yac.i.míento en el que podemos determinar la
preseDcia de un monumento funerario ibérico más a incluir en el ya considerable
catálogo de los mísmoa.
Por el momento, carecemos de los datos suficientes para considerar si los escasos
re9toS escultóricos conocidos proceden de la cafda del monumento funerario o si bien
han sido empleados de forma secundaria como piedras integrantes de encachados,
muretes o utilizaciones similares.
El caballo quedária incluido, tanto en los aspectos iconográficos como iconológicos
dentro del conjunto que comprende la cabeza del Museo Municipal de Elche, el
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,Fig. &.-Fragmentos cerámicos.
J
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['. LlLLO Y D. SERRANO
fragmento de la Alcudia, el del Cªbecico del Tesoro, los de E1 Ciga:rralejo, el de Fuente
lA Higuera, el cuerpo de C8.88.8 de Juan Nú.ñ~ y el de Porcuna (15).
Ciertós motivos decorativos, en especial los rogetones en cuatro pétalOS' y tallos en
punta, así como el trazado y tratamiento delrelieva podrían situar la pieza provisionalmente_ en una fecha en tomo al segundo tercio dels. V, media centuria anterior a
los fragmentos de cerámi~¡¡¡ átieaa hallados en el yacimiento (16).
En cuanto a la voluta se refiere, ~culada estilísticamente a los fragméntos de
gola de la Aibufereta, La Alcudia de Elche, Cabecico del Tesoro, La Encarnació_n y
Coy, algUnos de los cuales podrían tener una cronología que se remontase al tránsito
de 'l os ss. VI al V (17). Podría perf~tamen~ ser coetánea desde el punto de vista
estilístico con el fragmento de caballo y atribuírsele igual cronolQgía .
.lJor últiino, hemos de tener e:ri cuenta un hecho importante que ha dado el
topónimo al yacimiento y es la prestmcia de u.n manantial, al pi_e del cerro y frente al
río: la Fuente del Agua Salada. Considerada aún hQy día con poderes medicinales, esfa
fuen~ motivó la erección de una ermita anexa, la ~e la Virgen de la Salud.
(111) CHAPA: Op. cíL 1>01& 1, P'aL 11116-1!110.
(18) GAJlCIA CANO: ()p. cit. ~oca 8, ~ 49 y -.
(1.1) .A:I.JO.GRO OORB&A: ()p. cü. uotA 1 (1984), ~·
aso.
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P. LTLLO V D. SERRANO.-Agua Salada
LaU!Tal derecho de la cabeza de caballo.
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Vol XIX (Valéncia, 1989)
PEDRO LILLo CARPIO
DANIEL SERRANO VÁREZ
(MW"cia)
LOS FRAGMENTOS ESCULTORICOS ffiERICOS DEL AGUA SALADA
(ALCANTARILLA, MURCIA)
En los últimos años la panorámica general en torno a la eecultw-a en la época
ib-érica ha camb.iadó sustancialmente. Se ha llevado a cabo el descubrimiento y estudio
de nuevas piezas y conjuntos en su context_ arqueológico reVisando también antiguas
o
piezaa y datos que dormitaban en fondos de museos (1). Estos trabajos han hecho
gravitar los puntos de vista tradicionales sobre la escultura ibérica, reconsiderando la
importancia capital de los influjos_ del orienl;e del Mediterráneo (2). Un e.xhaustivo y
pormenorizado análisis de loa restos escultóricos, tanto de hallazgos antiguos como de_
los más recientes, junto a un mayor acercamiento a los contextos iconográficos y
formales de las distintas áreas mediterráneáB, nos presenta una perspectiva halagüeña
del difícil problema de la escultura. especi~ente funeraria, y su interpretación en el
horizonte arqueológico q\le nos ocupa {S).
Varios inconvénientes agravan e1 ya dé por sí intrincado proceso de interpretaci6n
que tienen loa· conjuntos escultóricos mutilados correspondientes a esta fase:
(1) D. FL&reiJER y E. Pl.A.: «Restos euultAiríros de La n~erilpoli.s dlll ~mi de.SaU!I (Mqgente. Valenda). Homenaje 11 G!U'Cia y BeWdo.
Rev. Univontidad COIDJIIutense. Madrid, J!Y/7, págs. 55 y ss.
A. M.• MU!iiOZ AMILIBIA: <~El cipo ibericG de Coimbl"'l dal B,arrlinco Anehou. XVI Congi'Ql() Nacional de A.rqueolotrla.. Mun:ia, 198'l.
M. ALMAGRO GORBEA: uArquit~turs y IIOded!od en· la cult.u..., lb~ríea•. Oblloquo lntemutioi\Al d'Arclli~tu"" et aocieté d'affhaismé
ttn!C a la 1\n de h1 republíque romsin~. RolDa, 1980.
- M, A~CRO GORB&A : ..Paisaje y soci6dad en lü necrópolil< ibérkas•. XVI Con'peso Nacional de Atqueologi11. Murcia, 19112. ·
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M. iARJI.ADELI.: ..Al-te íbb~co•. , &n:ei<>!W.. 1968.
-n-
[page-n-78]
2
P. Lii.L.O Y O. SERRANO
La piedra utilizada, cuidadosamente escogida por los escultores--tallistas íberos, e·s,
como en etr~ ti\nt:.as culturas, la arenisca bhmca de grano fino. Este material tiene
grandes ventajas a la hora de ser trabajado. Tras ser humedecido, puede labrarse con
considerable facilidad evitando el uso de cinc. l y de martillo; se puede desbastar
e
simplemente cortando el material como si de madera blanda se tratase, con una sierra
de hierro o bronce. Su consistencia es similar a la del queso duro o la del barro
semiseco al ser cortado, originando virutas en la .zona del corte. Este sistema fue
indudablemente el empleado por los artes_
anos artistas íberos como deu;mestran las
huellas de útiles en las esculturas conservadas. Simultan81U"on en los talleres el uso de
la sierra, cuchillos, formones y trépanos con el de piqueta y cincel y mace·t a para los
desbastados más toscos.
Procesos de emplastecido con yesos, cal o arcillas a las Q\l.e se adicionaban productos orgánicos aglutinantes cubrían los desperfectos, desgastes o fallos de la piedra
para un completo acabado, previo a la policromía de la-s piezas.
Pue.s bien, este excelente me,terial de tan variada aplicación~ desde !a confección de
sillares con un costo relativamente bajo hasta la de complicadas labores de escultura
o~ental, tiene un grave inconveniente: su acelerado proceso de erosión. A veces a
este inconveniente se suman procesos de agrietado y una espeéiál tendencia a la
disgregación.
Todos los inconvenientes anteriormente expuestos fueron. en su momento resueltos
o al menos paliados con la, profusión de estucos y engob8$ utilizados en la decoración
fma.l de las esculturas. Las capas de J)Íhtura cubrían y protegían las superficies
imperm.eabili.zande las esculturas cuyo emplazamiento habitual debió ser a la intemperie, en exteriores.
De la descripción de la piedra, blanda, arenosa y degradable., se de8prende otra de
sus propiedades inconvenientes: su extrem~da fragilidad.
La fragilidad de las calcorenitas utilizadas en escultura '9iene dada tanto por sus
cualidades fisíco-quünicaa intrínsecas como del tipo de escultura a la que se presta. El
escultor ibérico horada, ahueca, hace altorrelieve y bisela con la facilidad que le
proporciona la admirable técnica adquirida, pero también con las notables facilidades
ofrecidas por un material de tan especiales características. Su herramental se hallará
casi imposibilitado ante piedras de textura más bella y terminado más turgente y
perdurable pero que habrían de someterse a un proceso alcanzado tan sólo por
técnicas muy superiores puestas en pi:áctica hacía milenios en las culturas orientales y
que los íberos .no llegaran a dominar en la escultura mayor.
El hecho de utilizar un tipo de piedra blanda dará lugar a piezas escultóricas
proclives por su frag-ilidad a la fragmentación y hasta la meteorización por efectos
ñsicas de rotura o rodamiento hasta la total desaparición de partes de la masa
escultórica.
Por ú1t;imo, hemos de tener en cuenta un hecho o.b servado desde h.ace años y mu.y
controvertido, la intencionada destrucción de muchos de los elementos escultóricos en
épocas más o menos inmedia.tas a la de su creación y u:so. La desidia, el abandono, los
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AGUA SALADA
Fig. 1.-Plal:lo 4«! J~ situación del tármjno municipal de Alcant.arilla. El yacim~nto aeñalttdo con Wí
circulo y una CI'UZ.
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P. LD.LO Y D. SERRANO
ataques de poblados entre grupos rivales o el interés de borrar e.lementos :re-p:resentativos de u,nos dete:nninados valores o contenidos de tipo ideológico-espiritual debieron
llevar a cabo en parte la desaparición o al menos mutilación y tremendo deterioro de
los conjuntos escultóricos (4).
De los hechos mencionados derivB. en definitiva la gran dificultad que se nos
presenta a la hora de intentar reconstru:i.r, al menos de fonna hipoté~ca, muchos de los
monu.tnentos ibéricos. Salvo co-ntadas exc~ciones, los restos ornamentales de escultu·
ras nos v-an a aparecer e_ ios complejos de ne- rópolis, dispersos y con Uha función
n
c
..muy disti:nta a la que fueron en. principio destinados, generalmente util.i2ados en el
encachado de las tumbas tum.ulares escalonadas (5).. A veces los hallaremos formando
parte de la construcción .de andenes de contención, muros y otras formas constructivas
elementales (6).
EL CABEZO DEL AGUA SALADA
El halla2go hace unos meses, por parte de uno de nosotros, de dos fragmentos
escultóricos e8 el motivo de esta nota con la intención· de que ~irvan para aportar un
dato más a la. carta de yacimientos con escultura monumental ibérica que tanto ha
progresado en los últimos años.
El lugar del halla2go está situado al norte del casco urbano, anexo a la parte
exterior de la carretera que ci.l;'cunvala Alcantarilla y que llev$ d~ Murcia a Andalucía. S_ halla a la altura de la Rueda o monumental noria que eleva el agua de la
e
acequia de Ba..rreras para dar riego a las zonas altas de la huerta desde época mediev-al.
Su localliaci6n geográfica es 37° 58' 20" de latitud norte y 20 28-' 30" de longitud
este, según la hoja correspondiente, nfunero 93_3, del Mapa Topográfico Nacional,
escala 1:50.000, y la hoja 23-37 (983) del Ma_pa Topográfico del Ejército (fig. 1).
Se trata de un pequeño cerro que se eleva unos 6 metros SQbre la llanura aluvial
que lo ciicunda excepto por 1:1u parte septentrional, cortado por el cauce del río
Segura. La cim.a, ameset.ada, tiene unas dimenai.onea aproximadas de 90 x 6Q metros.
Dedicado actualmente al cultivo de cítricos y hortalizas, la continua roturación y
e1 trajillado de tierra para eJ. aterrazado de los taludes del cen-o, han alteradQ
considerablemente los horizontes arqueológicos que, a simple vista, aparecen total·
mente enmascarados por las obras de transfonnaci6IL
En el sector suz, y coincidiendo con el pie del cEnTQ, podemos observar un muro de
construcción moderna ceya miai6n es servir de contención al último aterra,zamiento.
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~- 'I'ABJl.U)Bl,Lc ~o de MJ:atigralta ~y .de ~lotie. !le" l!!t pobledo. ibhico. ~r¡cJ~OIII>. Sa,lt.bí XI.-~ l861.,
~ U> a
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211.
DlAZ: ahcavacioae m> 1!!1 Cipn-alejo ~... Murcia)>o. .\ri¡\16otori- ~. )4adr;d, ~. p,p.. fiG.IOl.
G. NIETO GALLO: t
(5) lt CUADRAI.IO
T-.
Semin&rio de Arte '1 N1r.....,l"tt''a. Vall.* lld. UHO, P'P. l91· 1&e..
(8} P. LfU.O CMWID '1M. WALKER:. «'l'h• iberim ~Ulllent of Prado (ioluatllla, Murcia, • peiD)Io..And.llllt Relleailm Cheek Colonllli a.ad
S
Nativa ~tioDt:. Si~. ll8li (.,. preil&a),
-80-
[page-n-81]
6
AGUA SALAOA
Cotu~ideramos que dicho .muro podría coincidir con las líneas de con.str.ucción defensivas del pQblado ibérico (7).
El material prospectado corresponde a una dilatada ocupación del lugar, hecho que
concuerda c.on lo pJ;'ivilegiado del mismo.
Escasos fragmentos de cerámicas áticas, de barniz negro con el interior decorado
con serie de seis palmetBB enlazadas. entre sí por arcos incisos e inscritas por dos
circunferencias concér~.tricas a ruedecilla. El exterior, en reserva, con punto central y
bandas concéntric:as. El pie, en a:nillo. tiene una uña destacada. Este tipo es frecuente
entre los conjWltos prospeetados en la región y fechable en el primer tercio del siglo
IV antes de C. (8).
Un considerable nú.Dlero de fragmentos de ánforas í béticas de almacenamiento, de
pasta roja y anaranjada, tipo 8andwich, con la especial cuacterfstica de llevar los
hombros y cuellos biselados (tig. 5, 1 a 4).
Fr-agmentos de grandes krateriscoi de amplia boca y bord~ de perfil en cabeza de
ánade (fig. 5, 12 y 13).
Soportes bajos simples en C (fig. 6, 6).
Un numel'08o conjunto de krateriscoi caliciformes, de pasta fina, bien cocida y
teXtura untosa, eón borde amplio exvasado. La decoración es pintada con motivQs
geométricos (fj.g. 5, 6 a 11).
Los cuencos están repr.esentados por una serie de fragmentos con bordes entrantes
o abiertos, simples y redondeados o achatados. El anillo del pie es bajo y fino, añaqido
tras el torneado de la pieza (fig. 5, 14 a 1,6).
Los fragmentos de ~cultura en piedra. Dejando $.1 margen una serie de fragmentos
amorfos de textura inequí.vocamen.te ibé,rica y algún otro fragmento con labrado de
debastado ibérico (9), dos son lo·s fragmentos que, pese a su deterioro, son a nuestro
juicio dignos de mención~
Fragmento de piedra arenisca correspondiente a la cabeza de un caballo enjaezado
de una escultura exenta (figs·. 2 y 3, lám. 1). Caliza blanca run.arillenta de grano fino y
tono dorado. Su prolcmgada exposición a la intemperie se manifiesta en el pro~o
erosivo sufrido en gran parte de su superfióe. El fuerte grado de humedad a que ha
estado sometida ha afectado gran parte de su supetficie, cubriéndola de musgo..
Corresponde a la parte frontal derecha de la cabeza, desde el testuz a1 maxilar y
parte del ojo. P9r múltiples fractur.as y rodami~nto carece de orejas y parte superior
del testuz. Igualmente, está fracturada. por una diagonal que, desde la mitad del ojo
derecho, baja· hasta el maxilar a la altura del bocado, bajo el maxetero.
('1} Tru el deéeubrimiei\1D por Daniol Serrtno del yacin>lent<> fue practicad. una proeptle<:ión pot pan.e de J . J4. Qarcla Ceno y A. lniesta
S.nmartln ~o la dúeoci lin de Arte. M.• Muitol A.brlllb!A.
(8} J. M. GARCIA CANO: • Cerámica. grie¡aa de lo Rogi6n Mnn:i.uul>'. Biblioteca bé.aiea murciana. n.dm. 6. Murcia, 19eQ. 6p. 1·7, 1-10, Z.7.
~ ..S. 6-2. 6-7, 13-li, :u-6, 39-1 y ~10.
.
D. SERRANO VAREZ: •Nuevoa Yllcim.ienr.a& &rq11eol3g!ooo: en Alcantan1la». Acedemi" el<> Cultuno Valen~
Pl:Jilll_ •
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(9) t.o. .,.ateri•~ ee. haiW> d.,_¡tadoa vn el M'uaeo ArqUI)Oiógico ~cW de hlumta.
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Ftg. :.-Representaciones de la cabeza def caballo desde- distintas posicionea: lat.e rallzquierdo,
zona posterl'Or y lateral derecho.
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AGUA SALADA
7
De la cara izquietda de la cabeza se c.onserva \!,na ttúnima parte trabajada, la
corres)>ondiente al montante basta la comisura de los belfos.
La parte inferior del fragmento conserva restos de pintura del color rojo amarronlldo y leves trazos negros. lo que indica un tratamiento policromado de la escul~a. La
pieza, desgraciadamente muy mutilada y de la que, de momento, sólo disponemos de
~te elocuente pero mínimo fr~gmento, es de muy buena factura, equiparable a los
mejot:es ejemplares de su género.
El caballo, lujosamente enjaezado con un atavío de gala o más bien ritual, lleva
cabe.zal con frontalera y montantes anchos, con dos aeries paralelas de bolitas como
adorno, lo que par~ce representar una gruesa correa de cuidado cuero --el reborde
lleva un delicado filete- claveteado de chinchetas metálicas con la cabeza
heníiesférica.
Tres gruesos y ettidados discos recorren la línea del montante desde la testera al
bocado. El superior, más grande, es lenticular, con botón central y una serie de
molc;iur~;~.s concéntricas. Evoca las piez!ls reales de ajuar de guerre'ro en bronce o plata
tan fr.ecuentes en los Cionjunto·s de incineración desde la Meseta Norte hasta la Bética.
El segundo y el tercero de los discos son pt-ácticamente_idénticos e imitando como
anteriormente descrito a las auténticas placas metálicas de los atalajes de gala o
parada. Con reborde exterior en media caña, estas placas tienen en su interior una
roseta de cuatro pétalos separados por sendas hojBB puntiagudas. El centro lo ocupa
un botón hemiesférico.
Están situados en la parle media del montante y sobre lo-s terminales del bocado.
La mutilación de la pieza impide, en lo que al atalaje se refiere, ver representada la
muserola y la testera, piezas que es casi seguro que debió llevar.
El ahogadero parte en diagonal del disco superior qu~ un,~ montante con test:era, ~i
bien es_a parte de la escultura está. muy deterioradll.
t
En la parte superior, bajo la frontalera., y con estricta siroetríll al recuadro formado
por ésta con los montantes, hay un adorno a modo de mechones de crin con doble fleco
rizado en su extremo, lo que más que las crines del flequillo parece repreMnta:r un
adorno bordado en relieve o más bien una labor de repujado. Está sobre una banda
aproximadamente paralela a lfl frontalera y que ·recorre toda Ja zona superciliar
prologándose sóbre el ahogadero y sobre el cuello. El relieve de la escultura parece
indicar que es un elemento superpuesto, a modo de gorro o bonete, y ceñido por la
c~bezal. Cabe la posibilida.d de que este eíemento sirviese para sostener el plumero o
cimera que • sujeta entre frontalera y testera, está elocuentemente representadlt en las
.
cabezas de los caballos de la pintura vascular -levantina, especialmente en los ejemplares de San Miguel de Lil'ia.
La parte conservada del ojo presenta un esquema que no concuerda eón la mayoría
de la& representaciones, que suelen ser almendradas con el vértic~ ~puntado hacia
atrás. Aquí, el sector COt;léervado, que es el pos~rim:, ~iene un trazado redondeado, con
el párpado destacado. Podemos conjeturat un esquema ocular almendrado pero co-n el
vértice circular.
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Fig.
P. LlLLO Y D. SERRAl'l/0
s..-Reco~rur:cl6n ideal
de la cabeu de l"..lballo.
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AGUA &LADA
9
En definitiva, nos hallamos ante un fragmento de notable ínter~ dentro del
conjunto de representaciones religio$.0-cultura.les de équidos en el sureste ibérico y
ocupando un área topográfica evidentemente clave en el cl~saxrollo temático. Hemos
de pensar que a UDoe pQCos kilómetros. hallarnos el santuario ibérico de El Cigarralejo,
con un conjunto de pequeños équidos, y a sus pies la necrópolis del mismo nombre, en
la que al menos dos équidos de tamaño mayor y estructura simílar a la d'e l que nos
ocupa han aparecido fragmentados (10).
Los fragmentos de équidos aparecidos en la necrópolis del Cabecico del Tesoro, en
Verdolay, muestran una cabeza muy similar t801bién en cuanto a dimensiones, atalaje
y formas a esta de Alcantarilla, si bien la. que tratamos· lleva un cabezal mucho más
lujoso y abigarrado (11).
Otra cabeza de caballo, esta vez mucho más completa, que se aproxima a di.mensiones y formas es la de Fuente la Higt,Iers,, aunque los atalajes y estilo difieren considerablemente (12).
El segundo fragmento al que vamos a hacer rd'erencia representa una voluta
vegetal exenta, rota por su base del soporte que La sustentaba (fig. .4). Procedente del
mismo lugar; está labrada en el mismo tipo de w::enisca de grano fino. Su color es beige
dorado, más oscuro que el del fr~gmento de cabeza de caballo, posiblemen~ por haber
~stado en contacto con tierras de mayor contenido orgánico y humedad.
Es muy posible qu.e ~te fragmento corresponda a la estructura arquitectónica que
sirvió de pedestal y a la que estuvo inserta la figu:ra del caballo.
La voluta está recorrida en sus tres cuartas partes por una cinta dorsal, redondeada y carnosa que representa una larga lengua d!'l bordes ondulados con llllHS pequeñas
oquedades de ojales simétricos. Su apariencia ·es cla.ramente fitomorfa:
Sobremontada a esta especie de lengua y partiendo de la zona máa anchA de la
voluta a~ otro motivo ñtomorfo de gruesas hojas liriformes en dos series y sobre
ellas dos capullos parecidos a los de Joto, el segundo saliendo del primero y sttperpues·
to a un anillo en relieve y de form:a oval
Este motivo nos evoca las volutas termj.nales sobre loe vértices de las golas de
fotma troncopirarn'idal, a veces consideradas como zapataa (13). Perteneeerí.~ al grupo
de adornos d~ las golas que M. Almagro Gorbea denomina .g olas en t!squina det:oradas
con volutas y q
(lo) .E. CUADRADO DIAZ: «Kxeavaeionfe eo el SIUitu.uiO JWriep !le El ·Cipnalejo (M\ala, 1\ofurei&)». IAbme. y ll81!>0ri... ~. t!ISD.
P. I.J!,.LÓ 04RPJO: •li:l t.iooriUo .de Bl ~ de Cebqjn, 1!11 El Poblami~ LWr\® d• Murcialo. MW'&a, 19'19 (1981), p6sa. il6 y aa.
(H) NIBTO GALLO: Op. cit:. nota 5.
(12} CHAPA: ()p. ¡:it. DOta J. .
(13) A. GARClA Y BELLIDO: od.e. duu! ~ lt1cbe y .e l conjutrto da p i - In~ en r..,da en \9.U•. MA!Iricl. \~ UD>a. 9 y 45, fte. 13.
1111• .IORGE ARAOONBa ocDoa ll\189a DeCr6poü.• iWri- m la prorinc:ia de Murci..,.. Analeo ·d'a la Ulliv~ &. M urda. Murda, ~.
p4p. ~. fil. 7-11.,
'( 14) AL~ORO OOR'B&A: ()p. cit.. ~~ l (tf&C), pqa. 960 y .....
[page-n-86]
10
P. LILLO Y D. SEAAA,NO
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5
Fig. 4.-Repreeentación de la voluta dee4e distintos ánguloe.
CONCLUSIONES Y CRONOLOGIA
En definitiva, nos hallamos ante un yac.i.míento en el que podemos determinar la
preseDcia de un monumento funerario ibérico más a incluir en el ya considerable
catálogo de los mísmoa.
Por el momento, carecemos de los datos suficientes para considerar si los escasos
re9toS escultóricos conocidos proceden de la cafda del monumento funerario o si bien
han sido empleados de forma secundaria como piedras integrantes de encachados,
muretes o utilizaciones similares.
El caballo quedária incluido, tanto en los aspectos iconográficos como iconológicos
dentro del conjunto que comprende la cabeza del Museo Municipal de Elche, el
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o
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2
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,Fig. &.-Fragmentos cerámicos.
J
•
r
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['. LlLLO Y D. SERRANO
fragmento de la Alcudia, el del Cªbecico del Tesoro, los de E1 Ciga:rralejo, el de Fuente
lA Higuera, el cuerpo de C8.88.8 de Juan Nú.ñ~ y el de Porcuna (15).
Ciertós motivos decorativos, en especial los rogetones en cuatro pétalOS' y tallos en
punta, así como el trazado y tratamiento delrelieva podrían situar la pieza provisionalmente_ en una fecha en tomo al segundo tercio dels. V, media centuria anterior a
los fragmentos de cerámi~¡¡¡ átieaa hallados en el yacimiento (16).
En cuanto a la voluta se refiere, ~culada estilísticamente a los fragméntos de
gola de la Aibufereta, La Alcudia de Elche, Cabecico del Tesoro, La Encarnació_n y
Coy, algUnos de los cuales podrían tener una cronología que se remontase al tránsito
de 'l os ss. VI al V (17). Podría perf~tamen~ ser coetánea desde el punto de vista
estilístico con el fragmento de caballo y atribuírsele igual cronolQgía .
.lJor últiino, hemos de tener e:ri cuenta un hecho importante que ha dado el
topónimo al yacimiento y es la prestmcia de u.n manantial, al pi_e del cerro y frente al
río: la Fuente del Agua Salada. Considerada aún hQy día con poderes medicinales, esfa
fuen~ motivó la erección de una ermita anexa, la ~e la Virgen de la Salud.
(111) CHAPA: Op. cíL 1>01& 1, P'aL 11116-1!110.
(18) GAJlCIA CANO: ()p. cit. ~oca 8, ~ 49 y -.
(1.1) .A:I.JO.GRO OORB&A: ()p. cü. uotA 1 (1984), ~·
aso.
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LAM. 1
P. LTLLO V D. SERRANO.-Agua Salada
LaU!Tal derecho de la cabeza de caballo.
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